Con la maleta al hombro
Luis del Val
29 noviembre, 2000 01:00España ha cambiado mucho en cincuenta años y este libro muestra el relieve de la transformación con un vigor que para sí quisieran muchos historiadores
En la primera de las historias de vida vemos a un extremeño nacido en las Hurdes en 1950. Al hilo de su decurso vital, se reconstruye la España de la época. Así, vemos a José Antonio ayudando, con sólo once años, en las labores del campo y cazando para comer lagartos o ranas. A los dieciséis nuestro héroe ha emigrado ya a Rentería para trabajar con sueldos de miseria en empresas vascas. Más adelante la mili y el despegue económico como mecánico que después de mil peripecias acaba por abrir un taller de reparación de coches en su pueblo, el cual le permite tener su propio chalet y dos hijos universitarios.
El protagonista de la segunda biografía es otro extremeño, nacido en 1935. Empieza a trabajar en una finca a los once años para emigrar pronto a la ciudad. También hace un servicio militar en el que contrae hepatitis. Prostíbulos, bailes, Plan de Estabilización, trabajo en la Seat y jubilación anticipada.
La tercera historia de vida es la de un triunfador nacido en Puertollano al filo del medio siglo en el hogar de un minero. La emigración primero a Madrid y la mili después en Melilla dan paso a los años de París y de mujeres ávidas de españoles. Tras ello la decoración y la entrada en el mundo de la hostelería y la construcción. éxito y dinero.
Por último, Araceli. Una murciana que ahora tiene 49 años y que a los once entra a servir en casa de unos señoritos de pueblo grande. Ya ha visto morir de una coz a su hermano pequeño y ha presenciado cómo su padre ahogaba en el río a la perra de la casa. Sufre abusos y emigra a Barcelona donde un falso novio estafador la deja sin ahorros. Sirve en casa de una azafata, trabaja en hoteles y por fin se casa en 1975. Ahora tiene casa, coche y dos hijos. España ha cambiado mucho en 50 años y este libro muestra el relieve de la transformación con un vigor que para sí quisieran muchos historiadores.