Vocabulario de refranes
Gonzalo Correas
7 marzo, 2001 01:00Sorprendentemente, hacia 1960 R. Jammes descubrió en la Biblioteca Nacional el original extraviado, publicándolo L. Combet en 1967 con ejemplar rigor científico. Ahora, R. Jammes y M. Mir-Andreu nos ofrecen la edición que reseñamos.
Digamos, de entrada, que los modernos editores aprovechan en su integridad el ingente esfuerzo filológico de Combet, pero con importantes modificaciones estructurales, metodológicas y de contenido. Revisado el texto escrupulosamente por R. Jammes y sus colaboradores, nos lo entrega libre de erratas y de enmiendas ope ingenii. La revolución ortográfica de Correas, que no llegó a triunfar, ha sido desechada, al igual que su peculiar orden alfabético. Se han modificado en detalle muchas notas de Combet -algunas han desaparecido-, siguiendo criterios criterios clarificatorios -véase, por ejemplo, en ese mismo prólogo, la nota tres (Combet, "Ibid., p. 20"; Jammes, "Correas, Ibid.")-. Las referencias a variantes que Combet reduce a guarismo se desarrollan en Jammes. Nuevas notas hacen inteligible lo que en la edición de 1967 apenas se insinuaba: así, la nota 236 de Jammes al refrán 1.260 de Correas (letra "M") aclara con dos refranes paralelos el sentido "aiscrológico" ("obsceno") de esta paremia entre cínica y pragmática.
El resultado es una edición del Vocabulario mucho más accesible, moderna y completa que todas las anteriores. Ahora se localizan las informaciones principales tras unos segundos de búsqueda. Las más recónditas afloran con el apoyo de los meticulosos índices alfabético, de abreviaturas y de notas -éste último cataloga "palabras y expresiones, personajes proverbiales o históricos, topónimos, autores y títulos citados en los refranes o en los comentarios de Correas, y temas diversos"-. Así, esa riquísima mina de material filológico, aprovechable desde múltiples perspectivas, se ve recorrida por galerías sabiamente trazadas, que -a la espera del CD rom o del libro de concordancias que promete Jammes- permiten acceder hasta los últimos recovecos del Vocabulario. En adelante, Combet será exclusivamente el Correas de los filólogos y especialistas profesionales, para quienes las grafías, irregularidades, etc. tienen un valor histórico -muchas veces arqueológico- no desdeñable; Jammes/Mir-Andreu será, en cambio, el Correas de los universitarios en general, de los historiadores de la cultura y el folclor, de los amantes del canto popular y del lenguaje oral -en este último aspecto, las observaciones de la presentación de Jammes son magistrales-. Aquí podremos documentar rasgos esenciales de la moral colectiva de la vieja España, de su religiosidad y supersticiones, su humor, su gestualidad...
El servicio que puede prestar esta edición a multitud de sectores de nuestra cultura es incalculable. Es cierto que deja expresiones sin explicar y cuestiones en penumbra, pues Correas, fedatario de lo que el pueblo decía, y de cómo lo decía, nos sirvió abundantes materiales en crudo, que en parte ni él mismo entendía del todo, para ejercitar nuestro ingenio y estimular nuestra curiosidad. Por eso mismo su libro constituye un insuperable estetoscopio para auscultar los latidos más vitales y genuinos de nuestra cultura áurea.