Franco, Hitler y el estallido de la guerra
Ángel Viñas
9 mayo, 2001 02:00Si, como mantiene Viñas, el mito de Franco neutral es insostenible, no resulta menos cierto que tampoco se puede afirmar que fuera un personaje sumiso al Föhrer o que la no entrada en guerra de España hay que atribuirla más a Hitler que a los deseos de Franco
Sin embargo, hay algunos aspectos de la obra que convendría matizar y que, en realidad, exceden por regla general el enunciado del título. Por ejemplo, da la sensación de que en ella se supravalora la ayuda alemana a Franco y esa impresión se acentúa en la medida en que las cifras de la misma no se contraponen a la proporcionada por otras naciones tanto a su bando como al republicano. Ciertamente, la ayuda de Hitler fue muy importante pero distó mucho de ser decisiva y, desde luego, fue inferior a la proporcionada al gobierno del Frente Popular por la URSS o al mismo Franco por Mussolini. Esta misma falta de contraste se acusa cuando se afirma (pág. 455) que la entrada en guerra de la URSS se debió a la violación del acuerdo de no-intervención por parte de Hitler y Mussolini. La apertura de los archivos de la extinta URSS a partir de 1991 imposibilita tal conclusión y ha dejado de manifiesto que, en realidad, Stalin se movió impulsado por otro tipo de cálculos. Por último, hay otros dos tipos de fuentes apenas usadas en la obra y cuya importancia resulta esencial para proporcionar una visión global del período en cuestión. La primera es la documentación norteamericana y, muy especialmente, la relativa a las acciones del OSS en España y al Departamento de Estado. De hecho, ambas son indispensables para estudiar el destino de los bienes de los nazis en España o el papel de la administración de Franco en la ayuda a los judíos que escapaban del Holocausto.
No menos interesante es la ausencia de referencias a los propios documentos debidos a Hitler como sus Conversaciones de sobremesa. Si, como mantiene Viñas, el mito de Franco neutral es insostenible, no resulta menos cierto que tampoco se puede afirmar que fuera un personaje sumiso al Föhrer o que la no entrada en guerra de España hay que atribuirla más a Hitler que a los deseos de Franco. De hecho, el propio Hitler no ahorró dicterios contra él -y contra Serrano Suñer- por no entrar en la guerra e incluso durante un tiempo consideró la posibilidad de provocar un golpe fascista en España en virtud del cual Franco fuera sustituido por Muñoz Grandes, un general condecorado por el propio Hitler por su papel al mando de la División Azul.
Inexplicablemente, el citado militar no tiene lugar en el libro de Viñas. Finalmente, el resultado último de este trabajo de criba de anteriores tesis de análisis de aportes distintos y de consulta de nueva documentación es un libro bien documentado, ameno e interesante pero cuyas conclusiones necesitan en algún caso de necesarios matices e incluso de correcciones por razones como las expuestas.