Entre Franco y Perón
Dora Schwarzstein
27 junio, 2001 02:00Era aquel contingente poco representativo de los españoles hacinados en Francia. Las organizaciones republicanas primaron la salida de cuadros de sus formaciones políticas, a los que se sumaron profesionales con recursos para poder pagar el pasaje. Era un grupo de calidad, pero con un fuerte sesgo ideológico y ése fue el principal problema que se planteó al gobierno argentino. Querían emigrantes españoles, pero no deseaban la presencia de significados revolucionarios.
Se levantaron trabas de todo tipo para impedir su llegada, pero los resultados fueron desiguales. Primero hubo que ceder a las presiones localistas: los vascos, comunidad muy prestigiada por su relevante posición social, tiraron de su gente. Sin embargo, las dificultades seguían siendo grandes. Los que consiguieron llegar, motivados por la atracción que ejercía Buenos Aires sobre la comunidad cultural española desde principios de siglo, lo hacían a título individual y forzando el marco legal. Para ello contaron con la colaboración de amigos y familiares, en algunos casos establecidos en Argentina desde antes, y de instituciones de la comunidad española, que trataban de facilitar el acceso a un trabajo apropiado así como la instalación en la nueva ciudad.
Schwarzstein ha utilizado intensamente la fuente oral para su investigación. En sus páginas hallamos personajes anónimos que recrean escenas de aquellos años, bien representativas del choque cultural, del encuentro con la España emigrada e integrada, la evolución que siguieron sus asociaciones, mayoritariamente decantadas hacia la causa republicana... y siempre la esperanza de volver.
El estallido de la Guerra Fría llevaría a la consolidación internacional del régimen de Franco, si bien en condición de paria. El exilio empezó a comprender que sus esperanzas no se harían realidad. Al dolor del definitivo fracaso se sumaba, en el caso argentino, el verse involucrados en la experiencia peronista. Como muy bien explica la autora, para aquellos españoles era difícil comprender que las clases trabajadoras, agrupadas en sus sindicatos y con programas de corte revolucionario, pudieran convertirse en pilar de un régimen político como el de Perón, una versión latinoamericana del fascismo italiano, populista y demagógico, pero que respetaba las instituciones democráticas. Su alianza con Franco resultaba aún más dolorosa. En aquellas circunstancias, con presiones de la diplomacia española y con restricciones a la libertad de Prensa, el exilio sufrió una merma en su actividad pública, aunque no más que la propia ciudadanía argentina.
Este nuevo trabajo sobre el exilio español completa uno de los aspectos regionales menos trabajados hasta la fecha: Argentina. Un país admirado por los españoles, pero al que muy pocos pudieron acceder. Se echa en falta un mayor aporte de datos estadísticos, que la autora reconoce difícil de realizar por la forma en que se produjo la llegada de este grupo nacional, y un estudio sobre la influencia que ejercieron en la vida argentina, como los realizados para el caso mexicano. Quizás sea éste el objetivo de un futuro estudio de Dora Schwarzstein.