Image: Experiencia

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Ensayo

Experiencia

MARTIN AMIS

12 septiembre, 2001 02:00

Traducción J. Zulaika. Anagrama. Barcelona, 2001. 498 páginas, 2.900 pesetas

Experiencia es lo que te ocurre en la vida. El conocimiento que da esa vida y que por tanto se opone a inocencia, algo que se pierde en la pubertad, y que sólo sobrevive en algunas personas de procedencia rural.

Martin cree que perdió la inocencia, y con ella la infancia, cuando una chica le hace saber que su padre tiene una amante. Poco después el matrimonio paterno se hundirá -el narrador tiene trece años- y la inocencia da paso a la experiencia. Experiencia es una rica autobiografía de uno de los novelistas británicos mejor considerados en la penúltima hornada (junto a su ex-amigo Julian Barnes) que yo he leído más por mi interés en el género literatura del yo, que por mi interés en Amis, de quien sólo leí Campos de Londres, que me gustó pero no me marcó. Quizá esto me hace mal lector de Experiencia pues frecuentemente se alude a esa obra propia, que no es necesario conocer para leer este libro, pero...

De otro lado en Experiencia se habla continuamente (con visión lúcida, cariñosa y crítica) de Kingsley Amis, padre del autor y famoso novelista y poeta, muerto en 1996 -se narra en Experiencia- de quien sólo he leído los muchos fragmentos que este libro reproduce de Kingsley, buen amigo de un poeta que conozco bien, Philip Larkin, hacia el que Martin parece sentir poco. ¿No conocer casi nada de Martin o Kingsley me hace mejor o peor lector de este bien trabado libro? Se me ocurren respuestas a favor y en contra.

El valor básico de Experiencia como autobiografía (de tono a ratos refinado y a ratos coloquial) viene de su estructura. Mezclando cartas de estudiante que un Martin con fulares y pantalones campana, muy swinging London, mandaba a su padre y a la segunda esposa de éste, entre 1967 y 1972, el autor recorre su vida, en contínuas idas y venidas temáticas, con grandes saltos -la infancia queda hacia la mitad del libro- componiendo y hablando de esa experiencia, con el placer y el dominio de un novelista, que usa imprescindibles digresiones en forma de nota, y con el tema de su familia y algunas obsesiones, entre ellas, su padre, que recorre el libro entero. Está también su prima Lucy, desaparecida en 1973 y de la que, mucho después, se sabrá que murió asesinada por un psicópata. La otra obsesión de Martin es su mala dentadura, que le llevará a tener que usar un postizo. El episodio dental es largo y enlaza (como casi todo en el libro) con la literatura, verdadera salvación de cualquier escritor. Esa mala dentadura le une con dos de sus ídolos, Joyce y Nabokov. Como muchos anglosajones, Martin Amis parece leer sólo en inglés y ser reacio a las traducciones. Fuera de los autores de expresión inglesa cita sólo a Borges y Chejov. Y quizá eso mismo hace que aunque se declare afecto a España (donde ha estado desde niño) sus descripciones de Mallorca o Ronda apenas superen el typical spanish. Este libro sólo me ha cautivado a ratos , pero está muy bien construido. Otra cosa es que el vivir narrado interese o no.