Image: Tópicos y realidades de la Edad Media

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Ensayo

Tópicos y realidades de la Edad Media

ELOY BENITO RUANO (ED.)

12 septiembre, 2001 02:00

Real Academia de la Historia. 301 págs., 2.496 ptas.

Desde su acepción clásica, el término mito ha sufrido una larga evolución que en su uso (y abuso) actual se centra en dos acepciones básicas: una técnica, que lo entiende como forma de pensamiento basada en lo simbólico, adecuado para explicar aspectos desconocidos del proceder de los individuos o grupos, y otra vulgar que lo usa para designar creencias sin fundamento.

En uno u otro sentido la Edad Media occidental constituye un período que se presta a ser calificado de mítico. Los hombres que vivieron en aquellos siglos creían en cosas como el hipogrifo o la magia negra; muchos hombres de hoy y, entre ellos muchos cultivados y de buen juicio, creen, respecto a la Edad Media, en teorías, interpretaciones y hasta hechos que dan por científicos y no son más que míticas quimeras, nacidas de aportaciones historiográficas reduccionistas o poco meticulosas, pero que hasta sirven de argumento a peregrinas conclusiones sobre el presente. A desmitificar tópicos y precisar verdades a medias se destinan los trabajos de este volumen, nacidos de un ciclo de conferencias en el que medievalistas y académicos acometieron una saludable cruzada revisionista.

Eloy Benito Ruano abre el volumen con un concluyente análisis de la falsedad de los llamados "terrores del Año Mil", una invención más literaria que historiográfica propagada especialmente a principios del XIX; según demuestra, ni la diversidad de criterios en el cómputo de del tiempo a finales del X ni el silencio casi general de las fuentes al respecto permite hablar de nada parecido a una conmoción milenaria. En el capítulo que cierra el volumen, Isidro Bango estudia con solvencia el significado canónico y cultural de los comentarios al Apocalipsis contenidos en los Beatos españoles de finales del siglo VIII, y en su explicación habla constantemente del espíritu milenarista del momento Beato como contexto general, un estado de ánimo del que el propio Beato fue partícipe. álvaro Galmés subraya lo falso de la idea que supone a una incomunicación radical entre cristianos y musulmanes, y con una gran copia de datos y ejemplos insiste en lo sistemático y regular de la comunicación, especialmente cultural. Pacífica convivencia que habría que concordar con el "tradicional enfrentamiento entre Cristiandad e Islam" de que habla, por su parte, Enrique Cantera en su amplio y esclarecedor análisis de las relaciones entre cristianos y judíos. Quizá todo se deba a que, como explica Ladero en un texto tan aleccionador como bien construido, la Edad media nada tuvo de homogénea, y sí una profunda complejidad interna completamente opuesta a visiones vulgares que hacen de ella algo monocromo y uniforme. Entre esas complejidades destaca el sistema de ordenación política y social que fue el feudalismo, y Juan Ignacio Ruiz de la Peña sistematiza las interpretaciones encontradas sobre su naturaleza para apuntar una menos lastrada por prejuicios y reduccionismos. Luis Suárez aclara uno de los temas más clásicos, como la Inquisición, resumiendo sus orígenes. Y en un capítulo admirable de información y ponderación crítica, Manuel González Jiménez analiza, y desbarata, la tesis de que la Reconquista fue una invención tardía para dignificar rapiñas reales y nobiliarias. Leídas sus páginas será difícil negar que no fuera una concepción temprana correlativa al neogoticismo restauracionista de los reyes astures.

El caldo de cultivo del mito es siempre la ignorancia; el mito da respuestas fabuladas, u ofuscadas, a las preguntas que no tienen respuesta o que no se formulan adecuadamente. En ese sentido, mito e historia, aunque a veces se confundan, son extremos inconciliables de un mismo continuo. Estos trabajos lo ponen en claro, y se anuncian otras entregas en la misma línea; muchos las esperaremos con impaciencia.