Image: Isabel II

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Ensayo

Isabel II

Germán Rueda

16 enero, 2002 01:00

Isabel II retratada por Federico de Madrazo

Arlanza. 375 pp. Carlos Dardé: Alfonso XII. 256 pp. Carlos Seco: Alfonso XIII. 297 pp. 15’02 euros cada uno

La serie que con el título genérico "Los Borbones" se propone trazar una síntesis de la historia española de los últimos tres siglos articulada en torno a las figuras de los soberanos reinantes, completa las tres entregas correspondientes a los monarcas del siglo XIX y primer tercio del XX. Los volúmenes se dividen en dos partes bien definidas, la biografía del soberano y una síntesis del reinado. Sólo Germán Rueda altera ligeramente este esquema haciendo una exposición del cambio social en los decenios centrales del siglo XIX.

Las tres generaciones que representan Isabel II, Alfonso XII y Alfonso XIII, abuela, hijo y nieto, conocieron una vida política de un grado de intensidad impensable para sus antepasados de la centuria anterior. En este sentido, la dificultad de sintetizar lo que en cada reinado ocurrió y lo que cada uno de ellos representó es mucha, pero los tres autores la salvan con soltura y acierto. Cada uno de los tres volúmenes por separado y el conjunto de los tres constituyen un resumen documentado y cómodo de un siglo de historia de España en el que las cuestiones más debatidas y las aportaciones más recientes encuentran cabida de forma además de asequible para el lector interesado, útil para el especialista. No en vano los tres autores se cuentan entre los más acreditados historiadores de la época que les está encomendada.

A primera vista el reinado de cada uno de los tres monarcas tiene rasgos diferenciadores acusados. Isabel II vivió los tiempos convulsos del afianzamiento del orden liberal finalmente asentado en una modalidad oligárquica que, no sin culpa directa de la propia soberana, fue incapaz de concitar las lealtades sociales y políticas suficientes para garantizar su continuidad; así, lo que empezó con una guerra civil acabó con una revolución que la destronó. Alfonso XII representó la estabilización de un sistema político asentado sobre las lecciones del pasado inmediato en forma de apertura a reformas paulatinas, participación alternativa en el gobierno de las facciones conservadora y avanzada del liberalismo y retirada de los militares del escenario de la política activa. Alfonso XIII, monarca efectivo en los albores del siglo XX, hubo de vivir en una realidad nacional e internacional mucho más compleja, marcada entre otras cosas por la definitiva consolidación de lapolítica de masas y las tensiones sociales para las que la salida revolucionaria era un cauce aceptable para muchos. Como su abuela no estuvo, evidentemente, a la altura de las circunstancias y como ella concluyó su vida fuera del trono y en el destierro. Que de tres de los soberanos dos acabaran de ese modo no diche mucho no sólo del tiempo que les correspondió vivir sino de la calidad de sus facultades y del alcance de su altura de miras.

Lo peculiar de esta colección está, sobre todo, en la parte biográfica de cada volumen, antes que el habitualmente más conocido marco histórico general. La Isabel II de Rueda es un retrato fiel de la personalidad elemental y algo primmitiva que fue. Campechana y generosa, pero también ignorante, milagrera e irresponsable. Al final, de su paso por el trono acaba por destacar más su agitada vida sentimental que nada que tenga que ver con sus funciones de gobierno.

Alfonso XII, con una vida privada no menos turbulenta que la de su madre, supo cumplir de forma suficiente sus funciones por la estrecha tutela que sobre él ejerció, especialmente al principio, Cánovas. Es éste un aspecto que Dardé, en su espléndido análisis de la dinámica política del reinado, insiste con razón en destacar pero sin dejar de ofrecer una buena semblanca del personaje y el fundamento del tópico del "rey romántico". Carlos Seco, por el contrario, reduce al mínimo la biografía de Alfonso XIII, omitiendo por ejemplo todo lo relativo a su infancia y formación, y desde un enfoque que incurre en ocasiones en la franca apología se ocupa en rebatir las inculpaciones que en su época se le hicieron y que han interesado a la historiografía después. Sin duda honran la figura del rey su viaje a las Hurdes y su obra humanitaria durante la Gran Guerra, pero son más bien rasgos excepcionales en una trayectoria en la que resulta imposible desconocer su responsabilidad en la quiebra del sistema constitucional dando al Ejército cometidos directos de gobierno.