Ensayo

Observaciones a la mina de plomo

Carlos Barral

3 abril, 2002 02:00

Edición de Jordi Jové. Lumen. Barcelona, 2002. 345 páginas, 16 euros

Quienes conocimos a Carlos Barral (1928-1989) reconocemos enseguida, en estos artículos, al autor y al personaje. Hay amplia curiosidad, disposición a favor de la Historia y una actitud distinguida, algo señoritesca, de la que, en ocasiones, tanto él como Gil de Biedma hicieron gala.Nos informa Jordi Jové (cuyo prólogo es más un cabal ensayito sobre el mundo barraliano que mera introducción) que Observaciones a la mina de plomo -título polisémico y poético, acorde con la global cosmovisión del autor- es una recopilación de sus artículos de prensa últimos, preparada porBarral en mayo de 1982 con destino a una edición mexicana que no llegó a aparecer. Barral no volvió sobre ese corpus, de modo que el libro (con artículos escritos entre 1979 y 1982) es inédito.

¿Interesa el periodismo de un autor, veinte años después? Sin dudar, sí. Quizá no interese todo su periodismo, pero cuando se escribe con conciencia de escritura, el artículo no sólo es un género literario sino que da claves inesperadas de tal autor. En estos varios artículos de Barral, que él dividió en cinco secciones, está toda la gama de su mundo y modo, relacionándose incluso con bastantes de sus poemas, como Jové aclara en el prólogo. Barral hace fundamentalmente un periodismo marcadamente literario, incluido un estilo que busca el estilete, la lejanía con la llaneza, sin olvidar los temas del momento. Lo que escribió sobre el bilingöismo en Cataluña sigue valiendo hoy, aunque se haya rebasado la circunstancia concreta que lo motivó. Su defensa de la lengua coloquial, de la creación lingöística desde abajo (la punkitud, dice traduciendo del francés) frente a la jerga pseudoculta de los ejecutivos, que deterioran lo que no saben usar sin crear nada, parece un tema igualmente válido ahora. Sus visiones de Ferrater (el único artículo en catalán, traducido al lado) o sobre las boutades de un Borges vivo aún y que no contaba con la simpatía de Barral son hoy artículos históricos, pero ello acrecienta su valor. Siempre culto, cosmopolita y mundano Barral no puede dejar de ser conscientemente pedante al querer ser antipedante, y ese es uno de sus encantos, en estos artículos,tan cuidados y tan vivos. ¿Cómo no estar de acuerdo cuando habla de "este redondo basurero", o de la necesidad de latinizar América entera, empezando por los EE.UU.? Un Barral pleno (personaje incluido) al que también hubiera convenido ese otro título que pensó para su actividad periodística: Diario de un intransigente.