Image: La villa, el lago, la reunión

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Ensayo

La villa, el lago, la reunión

Mark Roseman

15 mayo, 2002 02:00

Mark Roseman. Foto: Archivo

RBA. Barcelona, 2002. 219 páginas. 13’50 euros

Uno de los argumentos habituales a la hora de explicar la proliferación de la barbarie es que arranca de la ignorancia. Se supone que la maldad está reñida con la cultura y que la educación podría liberar a este planeta de la maldad. El argumento resulta sugestivo. Que la Historia lo desmienta es otro cantar. Uno de los ejemplos más palmarios es el Holocausto y dentro de éste, la denominada conferencia de Wansee. En enero de 1942 quince jerarcas del III Reich se reunieron en una villa situada en el barrio de Wansee frente a un lago para diseñar el exterminio de los judíos europeos. De los reunidos, dos terceras partes contaban con títulos universitarios. Lejos de sentirse abrumados por una posible derrota, los nazis consideraban que la guerra duraría poco y que, concluida ésta, podrían dedicarse al exterminio de los once millones de judíos que habitaban en Europa.

Como pone de manifiesto la presente obra, los competentes funcionarios ponían así su saber al servicio del genocidio sin el más mínimo problema de conciencia. Las actas de la conferencia de Wansee -que se incluyen en traducción íntegra en la presente obra- fueron destruidas al final de la guerra. Sólo una de ellas se salvó de la quema y fue encontrada en un legajo del ministerio de asuntos exteriores en marzo de 1947. Aunque ha pasado más de medio siglo, su lectura sorprende todavía por su carácter frío, tranquilo, sereno y eufemístico. Sin embargo, la mayor desazón arranca de un hecho innegable, el de que aquellos nazis eran ilustrados a los que su cultura sirvió para asesinar en masa a inocentes.