Image: La iglesia católica en España

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Ensayo

La iglesia católica en España

William J. Callahan

5 diciembre, 2002 01:00

Foto: ángel Millán

Crítica. Barcelona, 2002. 684 páginas, 36 euros

William J. Callahan publicó en 1984 lo que, en cierto modo, se podría considerar el primer volumen de un proyecto ambicioso, que es el de trazar la historia de la Iglesia en la España contemporánea. En aquel primer volumen -que cubría los años 1750-1874-, acudía ya a la política para dar unidad temática al libro.

En este segundo volumen, lo político se convierte en el hilo conductor y, de hecho, con las excepciones que ahora diré, los capítulos se circunscriben rigurosamente a los grandes sucesos de la historia política civil: 1874 (la Restauración), 1912 (el asesinato de Canalejas), 1923 (el golpe de estado de Primo de Rivera), 1931 (la proclamación de la segunda República), 1936 (la guerra civil), 1953 (la firma del concordato del Régimen)... Estamos, pues, ante una obra que merecería más bien el título que tuvo el primer volumen: Iglesia, poder y sociedad en España. El autor no pretende en ningún momento lo que hace tanta falta con éstas y otras instituciones de la historia, que es estudiarlas en sí mismas y de acuerdo con su propia lógica, sin subordinarlas al ritmo que impusieron los políticos, salvándolas de una vez de la dictadura de considerarlas buenas o malas en función de su papel en relación con la cosa pública.

Esta limitación tiene que ver con el tamiz interpretativo que emplea William Callahan, que es un tamiz eminentemente político: interpreta la historia de la Iglesia en España en clave de dialéctica entre conservadores y progresistas, y eso desde el principio (1875) hasta el día de hoy. En cada momento, ha habido unas fuerzas reactivas y unas fuerzas renovadoras. El autor no se plantea lo que a mi juicio es una de las características de la iglesia española, que es su estrecha dependencia de Roma: en lo mental, en lo doctrinal, en lo organizativo, en todo. Muchas de las cosas que se presentan como singularidad española -incluido el catolicismo del régimen de Franco- no fueron sino realización de lo que en Roma se quería en cada momento. (De ahí, el asombro del dictador al ver que los propios curas e incluso ponían en duda la legitimidad del Régimen en los años sesenta; no se dio cuenta de que, con la coherencia de siempre, los obispos que hasta 1965 siguieron las pautas de la concepción política preconciliar, profesaron desde 1965 las consecuencias de la declaración conciliar sobre la libertad religiosa, sencillamente porque en Roma se había impuesto.)

Pero sería injusto insinuar siquiera que el libro de Callahan se resuelve en estos dos "peros". Primero, por más que el hilo conductor sea político, el autor dedica varios capítulos a examinar, al menos, los "cuerpos" principales de la iglesia española (la jerarquía, el clero diocesano, los religiosos...). Y, en segundo lugar, demuestra una erudición encomiable. Se basa en un número importante de periódicos y en casi toda la bibliografía antigua y reciente. Digo casi toda, y no toda, porque detuvo la consulta bibliográfica, creo, en 1997, y eso hace que no emplee algunas obras principales que se han publicado después; quizá lo más importante, los dos primeros tomos del Archivo Gomá: Documentos de la Guerra civil, que ha editado el CSIC. No me atrevo a insistir en que debería haber visto también los dos volúmenes de La Iglesia en la España contemporánea (Ediciones Encuentro, 1999) que publiqué en colaboración con Antón M. Pazos.

Por discutible que sea el prisma interpretativo, estamos ante un libro fundamental, muy denso, para leer despacio.