Image: El sistema de mercado

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Ensayo

El sistema de mercado

Charles E. Lindblom

5 diciembre, 2002 01:00

Charles E. Lindblom

Traducción de Fernando Esteve Mora. Alianza, 2002. 327 páginas, 17’31 euros

En medio de una copiosa y casi siempre polemica literatura, se echaba en falta un texto austeramente explicativo, ajeno en lo posible al debate, más orientado a la ilustración de los lectores que a la beligerancia, sobre las ventajas e inconvenientes del mercado como sistema configurador de la actividad económica.

A primera vista, el libro de Lindblom tiende a satisfacer esta necesidad. Lindblom conoce bien los textos fundamentales de la economia ortodoxa, y también las obras de los autores críticos. Pero el planteamiento de su libro responde mejor a los intereses de los politólogos y especialistas en sociología económica: las confluencias y divergencias entre libre iniciativa y Estado, las elites empresariales y las políticas, las imperfecciones del mercado, el mercado y la democracia, las alternativas posibles al sistema de mercado según el autor inexistentes hoy en el mundo real.

Lindblom divide el libro en tres partes dirigidas a mostrar cómo funcaiona el mercado, cómo lo entiende el observador, y cuáles son las posibles formas sustitutivas de dicho sistema. Se contraponen así economía de mercado y sistema de planificación central, seguido por la URSS y resto de sociedades comunistas. También se diferencia el sistema de mercado de otros modelos organizativos de la actividad económica, como la familia, en la cual se logró un ajustado sistema de cooperación para atender las necesidades comunes y aun las individuales.

Lindblom subraya en su libro una cuestión básica: el sistema de mercado es un método de coordinación social sin la existencia de un coordinador específico. Se repasan escritores clásicos que se ocuparon del problema de la interacción económica: desde el Platón partidario del respeto a la jerarquía a la influencia de Newton sobre los filósofos sociales del siglo XVIII. Darwin, quien se esforzó por explicar una compleja coordinación biológica sin un coordinador que la regulara, y Freud, observador de impulsos variados y contradictorios en el ser humano, sin sujección de éste a una única inteligencia soberana, habrían contribuido, desde espacios ajenos a la economía, a enriquecer la noción de interacción múltiple sin atenerse a pautas previas.

La parte segunda se ocupa de una serie de características básicas del sistema de mercado: el quid pro quo inherente al intercambio con determinación de precio, precios de equilibrio frente a arbitrarios, la formación de los costes. Lindblom describe las deficiencias del mercado desde las externalidades a la desigualdad resultante a la distribución de la renta, así como también la irracionalidad e ignorancia que atribuye a quienes no superan los cantos de sirena de la publicidad. Lindblom tiene un concepto pobre de los consumidores individuales mientras magnifica el poder de las grandes sociedades. Se echan en falta algunas referencias a los límites que el Estado liberal ha impuesto históricamente a las manipulaciones de los poderosos o de las grandes corporaciones sobre el mercado. La definición adecuada de los derechos de propiedad, la legislación antimonopolio, y el correcto funcionamiento de los tribunales de justicia -además de la libertad de opinión y de manifestación- alzan muros de defensa que contribuyen a desalentar a quienes buscan desestabilizar el juego libre del mercado. Tal vez por ello, el título del capítulo "¿Es el sistema de marcado necesario para la democracia?," debería trocarse por este otro: "¿Es la democracia necesaria para el sistema de mercado?". El economista Amartya Sen, en sus libros recientes y la inmediata realidad de muchos países en vías de desarrollo responden a dicho interrogante con un "sí" inequívoco.