Ensayo

La maravilla de los números

Clifford A. Pickover

13 febrero, 2003 01:00

Trad. P. Crespo. Robinbook. 284 pp, 18 euros. Lewis Carroll: Un cuento enmarañado. Nivola. 188 pp, 14’50 euros

Hay una larga tradición, seguramente de raíces orientales, consistente en plantear problemas matemáticos bajo el disfraz de pequeños cuentecillos cuyo seguimiento requiere la solución de esos problemas. En esa tradición beben estos dos libros. El de Pickover tiene un protagonista, el doctor Googol, trasunto del autor, que va por el mundo traduciendo cuanto ve en términos numéricos o geométricos. Cualquier cosa, los saltos de una rana, un damero, le da ocasión para discurrir sobre ellos buscando la trama que cada una de ellas esconde y ampliándola después a dimensiones que rebasan esa primera impresión. Son unos muy breves "acertijos misteriosos, extravagantes y divertidos" en los que se puede entrar de inmediato y experimentar con ellos desde las operaciones más elementales a las más artificiosas, siempre bajo la guía del pintoresco doctor que deja a veces la cuestión abierta o solicita una respuesta que todavía no tiene. Quiere así provocar el amor por los números y consigue llegar a sorprendentes relaciones. Y le pone a uno en el disparadero de agarrar un lápiz y seguir sus indicaciones hasta donde la curiosidad le lleve. Quiere decirse que el propósito que le movió a escribir el libro queda satisfecho.

Por su parte, Lewis Carroll, esto es, el reverendo Charles L. Dogson, también profesor de matemáticas, aúna en su libro esta faceta con la de narrador que tan popular se hizo con Alicia. La maraña de su cuento la forman una serie de nudos que nos propone desenredar; cada nudo es un problemilla, generalmente aritmético, que iba sacando en una revista mensual con la posterior exposición de su propia solución y de las que le enviaban sus lectores, reconociendo una veces que eran mejores que la suya o criticándoles otras. Quiero valorar la excelente traducción, puesto que no faltan en el texto los juegos de palabras a que tan dado era el autor. Traducción que se completa con un apéndice que actualiza con modos más algebraicos la solución de los problemas. El profesor Montesinos Santalucía ha prologado el libro de forma brillante. de él tomo una sentencia que considero aplicable a los dos libros reseñados: que deben "servir de ejercicio intelectual para los dispuestos, de modelo de relación alumno-profesor para los educadores y de entretenimiento para los lectores".