Image: Isabel de Farnesio

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Ensayo

Isabel de Farnesio

María Ángeles Pérez Samper

17 abril, 2003 02:00

Isabel de Farnesio por René Fermin (1722)

Plaza y Janés. Barcelona, 2003. 496 páginas, 19’50 euros

La biografía de personajes históricos es un género de moda. Tal vez por ello y por el amarillismo fácil del relato biográfico resulta un ámbito propicio para la plaga de aficionados que invade el territorio de los historiadores.

Aficionados que invaden ese territorio sin la formación, el método y el rigor propio de tal oficio. Es de agradecer, pues, que los profesionales de la historia se acerquen cada vez más a la biografía, algo inconcebible hace unas décadas, bajo el predominio excesivo de la historia económico social y la existencia de un cierto menosprecio hacia la incidencia del individuo en los procesos históricos.

Un buen estudio biográfico no es un trabajo sencillo. No solo es preciso analizar los diversos elementos que intervienen en la formación y evolución del personaje, sino también situar al protagonista en su época y explicar ésta a través de su influjo o su aportación. Para todo ello suele ser necesario revisar una amplia bibliografía, así como acudir a las fuentes, en archivos y bibliotecas, a menudo dispersas. Por último, hay que combinar la habilidad en el relato con el rigor científico, sin caer en la fabulación, propio de un género literario como la novela histórica, totalmente distinto a la historiografía.

Todo lo dicho hasta aquí resalta el valor del trabajo de María ángeles Pérez Samper, cuyo primer acierto ha sido la elección del personaje, pues Isabel de Farnesio es una de las reinas más influyentes de la historia de España, la más importante sin duda de todo el siglo XVIII. La triple perspectiva desde la que aborda su estudio es la de la historia política, el mundo de la corte y la historia de la mujer, terrenos todos ellos en los que se mueve con notable facilidad y conocimiento.

última representante de la familia de los Farnesio de Parma, y dotada de derechos sucesorios sobre los ducados de Parma, Piacenza y Toscana, Isabel fue la segunda esposa de Felipe V y madre de Carlos III. Culta, inteligente y ambiciosa, dominó hábilmente a su cada vez mas desequilibrado marido, a quien amó siempre, y supo combinar las reivindicaciones del rey sobre los territorios perdidos en la paz de Utrecht con sus ambiciones dinásticas en Italia. Con la ayuda de personajes como Giulio Alberoni o José Patiño, y aprovechando con paciencia y sabiduría política las cambiantes coyunturas de la política internacional, logró instalar a su hijo Carlos como rey de Nápoles y Sicilia (1735), y años más tarde, apartada del poder durante el reinado de su hijastro Fernando VI, vio consolidada su obra con el acceso de su segundo hijo varón, Felipe, al trono ducal de Parma, Piacenza y Guastalla (1748).

El objetivo esencial de su acción política fue, como vemos, el engrandecimiento de su linaje, al que contribuyeron también los matrimonios de sus hijas. No era ciertamente un empeño muy distinto al de la mayor parte de los soberanos del Antiguo Régimen, pero contribuyó de forma decisiva a la escasa simpatía que despertó entre los españoles.

Con un amplio respaldo en las fuentes y un uso abundante de las descripciones coetáneas, la autora recorre las diversas etapas de la vida de la reina, desde su formación parmesana a su matrimonio, el abandono temporal del poder durante la breve abdicación de Felipe V (1724), los largos años de retiro en la Granja mientras duró el reinado de Fernando VI, y la recuperación postrera de buena parte de su influencia tras el acceso al trono de su amado hijo Carlos III.

Pero el personaje es mucho más que su faceta política. Por ello, Pérez Samper estudia aspectos como su religiosidad; su gran afición por la caza, que compartía con Felipe V; el arte, en el que destacó como coleccionista, además de su destreza como pintora; la buena mesa; los libros o la música.