Image: Euskal Herria año cero

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Ensayo

Euskal Herria año cero

Germán Yanke

10 julio, 2003 02:00

Ilustración de Ajubel

Temas de Hoy. 186 págs, 16 e.

J L. Barberá y P. Unzueta: Cómo hemos llegado a esto. La crisis vasca. Taurus. 368 págs, 21 e. Mario Onaindía: Guía para orientarse en el laberinto vasco. Temas de Hoy. 294 págs, 14’50 e. Iñaki Ezkerra: Sabino Arana o la sentimentalidad. Belaqva. 224 págs, 17 e. Antonio Elorza: La hora de Euskadi. Disidencias, I. Galaxia Gutenberg. 368 págs, 14’90 e.

A cómo se llegado a este punto de aparente no retorno, en dónde se encuentran sus raíces últimas y cuáles pueden ser los supuestos que se podrían desarrollar ante el hipotético triunfo de los planes de Ibarreche, se dedican las obras que son objeto de comentario en las próximas líneas.

Siguiendo el orden de los antecedentes más remotos de la actual situación, cabe citar la relectura fresca, desinhibida y certera que realiza Iñaki Ezkerra de la obra y la figura del fundador del nacionalismo vasco, Sabino Arana. De la pesadilla de leer a semejante tarugo, el autor extrae conclusiones que, además de revelar la esencial vileza de su "ideología", explican su vigencia dentro del nacionalismo actual, tanto en el PNV como en el terrorista, a través de lo que denomina "sentimentalidad totalitaria", una suerte de mecanismo que inmuniza al nacionalismo respecto a la piedad o compasión. Una indiferencia hacia el sufrimiento del otro imprescindible para poder creer legítima una comunidad nacionalista que "recupera" una supuesta soberanía originaria y niega el carácter plural de la sociedad.

Onaindía y el laberinto vasco
En su obra, Mario Onaindía, a modo de cicerone, nos orienta entre la cultura vasca y la española e introduce en los vericuetos del "laberinto" vasco. Sitúa al lector ante las tres familias políticas que han determinado la historia del País Vasco desde finales del XIX: la nacionalista, la derecha vasco-española (desde Neguri hasta la actual derecha, que ha adquirido el marchamo democrático con todos los honores) y la socialista. El enfoque es original: además de enseñar la realidad objetiva, se detiene en cómo es percibida por los distintos personajes individuales y colectivos, para lo que es central estudiar su lenguaje y la metodología de su comportamiento, basado en el envite, en el "yo más", lo que dota de ese aire tartarinesco sobre todo al escenario que configuran los nacionalistas. Pese a lo acertado de la crítica de los supuestos históricos en los que se basa la doctrina nacionalista, Onaindia distingue muy bien ésta de la realidad histórica y cultural que constituye Vasconia. El autor pertenece a una genuina tradición vasquista de izquierda, que acepta tanto dicha realidad histórica, sobre toda la basada en el liberalismo fuerista, todo un ejemplo de consenso social roto en 1876, verdadero origen del conflicto vasco, como la pluralidad que caracteriza a la actual sociedad, todo lo contrario de lo que en el fondo sostiene el nacionalismo, incapaz de salirse de lo nacionalitario, componente que le ha llevado a mantener esa reserva continua durante el proceso de la Transición.

Barbería, Unzueta y la crisis
Dos elementos influyen en esta deriva: la radicalización de los años 60 y 70 en el nacionalismo más militante y la posición marginal del PNV en todo este período, lo que produjo una cultura política opuesta a la del resto de España, fundada en la negociación y el acuerdo. Cuando el PNV empezó a hegemonizar las instituciones y el tejido social, comenzó su doble estrategia, pragmatismo en el gobierno y radicalización en el partido, para llegar a la independencia. Pero con el tiempo ha ido surgiendo una alternativa al nacionalismo, nacida de la convergencia de los movimientos cívicos y de los partidos constitucionalistas que está por cuajar y que ha de jugar sus cartas dentro de la sociedad civil, en la que hasta hace poco apenas tenían presencia esas 600.000 personas que apostaron por la libertad en mayo de 2001.

Con un espléndido conjunto de anexos, estadísticos y documentales, los periodistas José Luis Barbería y Patxo Unzueta reconstruyen el curso de la política vasca desde la vuelta de las acciones terroristas, a principios de 2000, hasta la respuesta en forma de ilegalización de Batasuna en el verano de 2002 y la escalada planteada por el lehendakari Ibarreche con su plan soberanista de septiembre de dicho año. Como Onaindía subraya que cualquier posibilidad de negociar con ETA es nula dado su carácter totalitario y que las concesiones que se hagan sólo traen como consecuencia que se alimente más, si cabe, sus convicciones.

La hora de Euskadi, según Elorza
Las bases de esta situación extrema se encuentran en el sencillo hecho de que se ha estado mirando para otro lado, éstos por interés, ésos por miedo, aquéllos por indiferencia... La solución que se concluye para remediar la situación y su peligrosa deriva está en que haya una alternativa política al nacionalismo en el poder. Sólo una derrota electoral acabará por hacer que el PNV, partido al que se le reconoce su tradición democrática hasta Lizarra, se repliegue de la opción soberanista, que deje de considerar la existencia de ETA como la manifestación de un conflicto político para concluir con lo que verdaderamente es: "una manifestación extrema de nacionalismo totalitario". La solución reside, pues, en mantener el sistema autonómico, más plural e integrador que cualquier otro.

La contribución de Antonio Elorza consiste en una recopilación de artículos aparecidos en prensa, sobre todo en los diarios El Correo y El País a lo largo del último decenio, en los que analiza con penetración el curso de la política vasca. Para resumir en una frase lo que los demás autores van desgranando a lo largo de sus trabajos, encaja perfectamente esta conclusión del profesor: "La excepcionalidad de la política vasca hoy no tiene [...] nada de mágico ni misterioso. Procede pura y simplemente de una concepción mítica que ha recuperado su vigencia y que resulta operativa porque responde a la presencia de intereses sociales muy concretos y una mentalidad maniquea sólidamente arraigada en la comunidad nacionalista".

Euskal Herría, hora cero
Por último, se encuentra el libro del periodista Germán Yanke, un brillante ejercicio en el que muestra las consecuencias más probables que tendría para el País Vasco la aplicación de la teoría política nacionalista, la barbarie que se impondría allí, siguiendo la lógica étnica y exclusivista de "un camino a ninguna parte".Lo hace mediante breves episo- dios más que verosímiles que sirven de introducción al lector para constatar las consecuencias que se pueden producir tras la instauración de la dictadura de Ibarreche: las deportaciones encubiertas, el desastre económico de la aventura, la ausencia de reconocimiento inter- nacional, la inevitable continuación del terrorismo que desmentirá la coartada para la tan cacareada paz, la imposibilidad de mantener la independencia y división de los poderes, la pérdida de proyección de la cultura vasca, etc. Todos los capítulos están firmemente asentados en el análisis de la realidad inmediata y parten de adoptar las derivaciones lógicas del programa nacionalista, partiendo de la situación actual.

A modo de conclusión
Conviene hacer algunas consideraciones que resultan de la impresión que se obtiene de estos libros y de otros anteriores que guardan relación con la llamada cuestión vasca, asunto sobre el que han reflexionado en profundidad y con inteligencia muchos autores, que principalmente pertenecen al ámbito de la izquierda y que están vinculados a dicha región.

Del País Vasco, además del horror y la muerte del nacionalismo terrorista y la deslealtad y doblez del sedicente nacionalismo moderado, procede un interesante elenco de obras sobre cuestiones que afectan a la visión de la izquierda sobre España, en concreto a la asunción de su realidad histórica a partir de una reelaboración que la incardina e identifica, desde el desarrollo de la lógica constitucional, con las coordenadas de libertad y democracia.

Por otra parte, la ausencia de libertad en el País Vasco ha forzado la convivencia, primero obligatoria, luego afectiva, de todos los demócratas perseguidos por el nacionalismo terrorista y desamparados por el nacionalismo institucional. La unión por la causa de la libertad, auspiciada por intelectuales y periodistas alineados con la izquierda, aunque no sólo, ha permitido superar esa visión sectaria que lastra la construcción en el resto de la izquierda española de una perspectiva programática asentada en la concepción cohesionada de España, en el marco de la pluralidad de sus culturas y diferencias territoriales, y en torno a una percepción abierta y receptiva, dentro de la lógica de la competencia electoral, del adversario político.

En definitiva, en el País Vasco se están echando las bases para que la izquierda construya un modelo de convivencia política y nacional para toda España del que esté ausente la dinámica de rencor, revanchismo, demagogia y sectarismo que le ha enajenado la adhesión de las clases medias. Sólo falta que en el resto de España la izquierda se percate de la formidable tarea que se ha ido llevando a cabo y asuma las consecuencias de ese impresionante bagaje intelectual que está avalado por la puesta a prueba en una realidad tremendamente hostil.