Image: Mussolini

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Ensayo

Mussolini

R. J. B. Bosworth

23 octubre, 2003 02:00

Benito Mussolini

Trad. J. M. álvarez Florez. Península. Barcelona, 2003. 636 páginas, 29’50 euros

Si fueron muchas las peripecias del Mussolini vivo, no fueron menos las que vivió su cadáver. Durante algún tiempo sus restos estuvieron en el cementerio de Musocco, hasta que el 23 de abril de 1946 se descubrió que habían desaparecido. Lo habían robado tres neofascistas, quienes escondieron el cadáver en una casa de Made- simo hasta que, a los pocos días, resolvieron pedir a los superiores del convento de Angelico que lo tuvieran en depósito. Posteriormente, el gobierno decidió esconder los restos en un lugar secreto: el convento de Capuchinos de Cerro Magglore, donde estuvieron once años hasta que fueron entregados a la familia en 1957.

La figura de Benito Mussolini (1883-1945) se confunde con más de veinte años al frente del gobierno de Italia, en los que propuso un modelo autoritario de estado -el fascista- , una palabra que ha pasado a ser insulto habitual en el torpe debate político de algunas sociedades democráticas, en clara demostración de la ignorancia de quienes la usan.

La figura de Mussolini, sin embargo, remite a la crisis de la democracia de comienzos del siglo XX, en paralelo con la crisis del positivismo racionalista, y a la aparición de corrientes vitalistas de pensamiento que primaban la acción personal y el carisma de los jefes. Mussolini fue el primero de una serie de dictadores entre los que descollaría Hitler.

En España, el fenómeno fascista suscitó un enorme interés porque también aquí se experimentaba la crisis del liberalismo y, casi simultáneamente al acceso de Mussolini al poder, lo había hecho en España Primo de Rivera. Tanto el dictador español como el Rey Alfonso XIII vieron inicialmente el fenómeno fascista con simpatía, y los escritos y discursos de Mussolini fueron bien conocidos en nuestro país.

El interés por el Duce decayó tras su muerte y la derrota de los países totalitarios en 1945, de manera que su memoria apenas recibió otra atención que los recuerdos redactados por algunas personas de su entorno (su viuda Raquel; su amante Clara Pettacci, ejecutada con él; su hijo Vittorio; o su hermano Arnaldo) y, sólo recientemente, se han editado en español algunas biografías traducidas como la ya clásica de Mack Smith, o las de Ridley y de Luna. Sin embargo, nos hemos quedado con las ganas de ver la traducción de la controvertida y monumental biografía de Renzo de Felice.

Aparece ahora en el mercado una biografía muy reciente, ya que su edición original en inglés es del 2002, que parece destinada a convertirse en la biografía de referencia sobre el creador del fascismo italiano. Su autor, un historiador austra-
liano que se aproximó a los asuntos italianos en los años sesenta, acumula ya una considerable producción en estudios de la política exterior italiana, en el fenómeno de la migración italiana a Australia y, desde mediados de los años noventa, en el fascismo italiano y en la figura de su líder, Benito Mussolini.

El autor nos advierte que se ha acercado al personaje con los ojos de la piedad, que lo ha visto como un hombre parecido a muchos otros, aunque está muy lejos de caer en la hagiografía un personaje a quien, en definitiva, considera "un bravucón, un cobarde y un fracasado". Pero, para ilustrar ese diagnóstico, que aparece ya en el prefacio del libro, Bosworth ha realizado una investigación impresionante que arranca con las circunstancias truculentas de su muerte para pasar después a una ordenación cronológica convencional que lleva desde su nacimiento en una pequeña aldea de la Emilia-Romaña hasta el trágico desenlace de los últimos días de la segunda guerra mundial.

En más de 600 páginas, fruto de tres años de trabajo, Bosworth presenta un personaje proteico, en nada convencional, alejado del bufón que ha querido ofrecer cierta publicística o del dictador brutal y sanguinario que han creído ver otros. El Mussolini de Bosworth es, más bien, un político oportunista, un periodista con ínfulas intelectuales, no muy seguro de sí mismo, que supo traducir los recelos hacia el sistema liberal en un proyecto político en que contaban más las formas que el contenido, de manera que Mussolini pudo exhibir un extraordinario poder de adaptación a las circunstancias, a la vez que obtenía indiscutibles logros en el plano de las condiciones materiales de vida de los italianos.Pero, como sugiere la misma preocupación de Mussolini por la propaganda cinematográfica, el régimen tenía mucho de "montaje" y todo el decorado se vino abajo, de forma estrepitosa, con el fracaso de la aventura militar del brazo de Hitler.

Con su enorme movilización de documentos y bibliografía, Bosworth ha conseguido realizar una obra maestra para describir la compleja trayectoria vital de Benito Mussolini. Tenemos, además, la suerte de contar con una estupenda traducción de José Manuel álvarez Flórez, que ha hecho también un cuidadoso trabajo de edición de la bibliografía citada, indicando los títulos asequibles en lengua española.