Ensayo

Poliética

Francisco Fernández Buey

8 enero, 2004 01:00

Losada. Madrid, 2003. 338 páginas, 19 euros

El siglo XX conoció desarrollos notables en el ámbito de la ciencia y sobresalientes en el de la técnica; las artes no se entregaron ni a la reiteración ni a la desidia. Un arte experimentó un crecimiento exponencial en extensión e intensidad: el arte de la guerra, que aprovechó los desarrollos de la ciencia y de la técnica.

Tal vez ese incremento explique la aseveración con la que Francisco Fernández Buey da comienzo a Poliética: nosotros, huérfanos del siglo XX, tenemos que preguntarnos de qué hablamos cuando hablamos de ética. La respuesta no es evidente. Y el siglo no nos ayuda. Nada hay en él comparable a las antiguas éticas de Platón o Aristóteles o a los monumentos modernos que se asocian a los nombres de Spinoza, Kant o Hegel. El título del libro de Fernández Buey, Poliética, capta la doble exigencia a la que obliga el estado de la ética que nos ha sido legada: que se conjuga y se declina en plural; y que se cruza necesariamente con la política. No cabe, por ello, exponer una ética del siglo XX entendida como interrogación acerca de la virtud. Ante el crimen masivo, las categorías de derecho y justicia inquietan a toda reflexión ética. Tampoco cabe exponer una ética del siglo XX. Cabe atender a testigos y testimonios; o a testamentos. Los de Karl Kraus, Lukács, W. Benjamin, Brecht, Simone Wail, Hannah Arendt y P. Levi, componen este libro. Y recorren una centuria en la que guerras, revoluciones y campos de exterminio se constituyen en interrogación múltiple. A la ética y a la política, a la condición humana.

De diversas formas, todos los convocados han hecho la experiencia del terror. Y todos la han convertido en conciencia. En responsabilidad. Plurales las respuestas: poli-ética(s). De la corrección en el lenguaje (Kraus) a la verdad del testimonio (Levi); de la reflexión sobre la historia (Lukács, Benjamin) a la irrupción mística (Benjamin, Weil); de la lucidez (Brecht) a la inflexión del mal, radical o banal (Arendt). Más que una recta o un círculo, las propuestas dibujan una estrella cuyos brazos se extienden. Y en el centro está el horror que el humano perpetra y sufre. Plurales las respuestas: polí(e)ticas.

Fernández Buey ha fatigado el via crucis del terror. Lo ha hecho acogiendo a sus testigos de cargo con inteligencia y rigor, con respeto. Respeto a los textos,a las experiencias y a las conciencias. La historia que traza es dolorosa y cruel. Es verdad. Y es interpretación, pluralmente adecuada, de esa verdad lúgubre: poliética.