Image: Eugenio Trías: el límite, el símbolo y las sombras

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Ensayo

Eugenio Trías: el límite, el símbolo y las sombras

Andrés Sánchez Pascual y J. A. Rodríguez Tous (ed.)

29 enero, 2004 01:00

Eugenio Trías. Foto: Ángel Casaña

Destino. Barcelona, 2003. 385 páginas, 23 euros

En 1993 la revista Anthropos dedicó un excelente monográfico a la insólita aventura filosófica de Eugenio Trías. Quienes por alguna razón todavía lo consideraban como un "neonietzscheano lúdico" o un epígono más o menos provocativo del estructuralismo francés centrado en la "crítica de la cultura" recibieron una primera y sólida llamada de atención sobre lo improcedente de su juicio.

Eugenio Trías tenía ya a sus espaldas algunos de los libros mayores de su filosofía -La Filosofía del Límite- , por mucho que las consabidas inercias siguieron impidiendo ponerse al día a algún rezagado. La recepción de la propuesta de Trías, que ha procedido más por contagio que por imitación, "más por ósmosis que por mímesis", y ha tenido, y está teniendo, sus peculiaridades, que los coordinadores de este volumen catalogan eficazmente.

La primera afecta a la reivindicación triásica (o sea, de Trías) del ensayo, un género en el que nuestro autor es maestro indiscutible, como forma eminente de expresión filosófica, una pretensión que si hoy parece a muchos certera y acorde con las exigencias textuales del filosofar, hasta hace bien poco era descalificada como frívola concesión a la "falta de rigor". La segunda singularidad hunde sus raíces en la "transversalidad" de esta recepción, inseparable del inicial rechazo o indiferencia académica a la obra de Trías. Una obra entre cuyas pretensiones nunca ha estado la de servir de sustento exclusivamente a los filósofos profesionales. La tercera deriva de la evolución de su pensamiento, a cuyas vicisitudes y peripecias han podido asistir puntualmente, libro a libro, sus lectores hasta la culminación del mismo en una aportación sobremanera original al debate filosófico contemporáneo, tan minado por la fragmentación, la dispersión, la excesiva proliferación de expertos (muchas veces meritorios) en minucias y a la veraz usura, en fin, de las micropolíticas académicas. "La comprensión del Límite como Ser", escriben los coordinadores, "ha permitido a Eugenio Trías el despliegue de una ontología que arraiga en la reflexión sobre la condiciónhumana misma, refundando, desde sus mismos cimientos históricos y hermenéuticos, conceptos axiales de la tradición filosófica occidental: esencia, logos, categoría, verdad o existencia".

Los ensayos que dan cuerpo al volumen, debidos a Jorge Alemán y Sergio Larriera, Manuel Barrios, Antoni Comín, Carlos Colón, Patxi Lanceros, María Llorente, J. M. Martínez-Pulet, Nilo Palenzuela, F. Pérez-Borbujo, Alberto Sucasas, J. M. Rovira Belloso y Amador Vega, "escritos desde el psicoanálisis, la teoría estética, la teología, la filosofía de la religión, la teoría del cine o la metafísica hacia la Filosofía del Límite", dan cumplida cuenta no sólo de la especificidad de dichos conceptos en el filosofar triásico, sino también de la notable eficacia interdisciplinar, entre nosotros realmente insólita, de la propia Filosofía del Límite. Nada más coherente con lo que aquí está en juego. Que no es la elaboración de una teoría fuerte capaz de dar deductivamente cuenta de "la totalidad de lo que es", ni la construcción de entramados sistemáticos del tipo de los que llevaron a su máxima expresión los "grandes" del Idealismo alemán, ni el forjado de un concepto de Ser llamado a erigirse en "esfera circundante y fundamento" de todo ente, sino algo bien distinto: la formulación de alguna suerte de (hipó)tesis de fondo. Unas hipótesis siempre revisables sobre la realidad, deudoras de unas Ideas ontológicas, ontoepistémicas o metafísicas capaces de entrelazar los diferentes discursos filosóficos parciales que falsamente automizados y "profesionalizados" pierden densidad y, en su fragmentación extrema, "sentido". Parte fundamental del volumen es la importante entrevista con Trías, firmada por Pérez-Borbujo. Trías desgrana en ella, con lucidez no exenta en ocasiones de cierto aire crepuscular -cosas, quizá, de la edad-, las claves de su formación, de sus preferencias estilísticas, de sus intenciones últimas como pensador, de la evolución de su obra, tan justamente adjetivable como "abierta", de sus deudas con los grandes del Olimpo filosófico, pero también con grandes compositores y novelistas, con directores de cine e incluso con Barcelona, cuyos "efluvios" no duda en reconocer como determinantes de su reflexión en algunos de sus registros. Y al desgranar dichas claves construye un contexto de gran eficacia para el anclaje justo de los ensayos que siguen.

Parece difícil no estar de acuerdo con la llamada de atención de A. Sucasas sobre lo escasamente propicio del marco geográfico e histórico-cultural en el que este corpus ha nacido para un proyecto de tal "magnitud". Sea como fuere, ese proyecto es ya una realidad viva, operante y en plena expansión. Por eso este volumen sirve para algo más que para profundizar en la obra de Trías o para tomar nota de su envergadura real. Incita, obliga a repensar muchas cosas. A plantear, por ejemplo, la conveniencia de proceder ya a una reconstrucción crítica, no exenta de intención valorativa, de la situación general de la filosofía española tal y como ésta se ha configurado en los últimos cuatro decenios. Si la filosofía es la autoconciencia crítica de una cultura en un momento histórico dado, pocas cosas tan urgentes. Casi tanto como acabar con el prejuicio anti-filosófico de buena parte del medio cultural español.