Zygmunt Bauman. Foto: Heribert Proepper

Tres interesantes trabajos, en los que se combinan reflexiones de muy diversa naturaleza a fin de mostrar los perfiles más acusados del mundo contemporáneo, inauguran la colección Temas para el siglo XXI.

Todos ellos proceden del fondo de la prestigiosa editorial inglesa Polity Press, fundada en 1989 y conocida por sus numerosas aportaciones al debate entre liberalismo y comunitarismo, que ha dominado la teoría política de las dos últimas décadas.

El de Zygmunt Bauman examina las paradojas del deseo de seguridad en nuestra "sociedad del riesgo" (Beck). A partir de una reconstrucción histórica y sociológica de algunos hitos en el proceso de la modernidad, establece distinciones sumamente esclarecedoras, así, entre multiculturalismo (respeto al derecho de los individuos a elegir sus modos de vida y lealtades) y "multicomunitarismo" (idea de que la lealtad del individuo es un caso cerrado, por su pertenencia comunal), o entre identidad y comunidad. La identidad, arguye Bauman, es un sucedáneo de la comunidad. Nace cuando ésta falta y sólo prospera prometiendo su imposible resurrección. En esta era postnacionalista, sólo el violento arbitrio del nacionalismo étnico-cultural permite concebir a las comunidades como identidades fijas, ajenas al dinamismo de una sociedad civil cada vez más globalizada. Pero aunque anhelemos el sosiego de estos presuntos paraísos, ya irremediablemente artificiales, no podemos renunciar, advierte Bauman, a la ganancia de libertad que supuso el paso de comunidad a sociedad en el mundo moderno.

Precisamente para pensar ese otro modo se ha propuesto la recuperación de viejas virtudes cívicas como la de la amistad, recluida hoy en el recinto de la vida privada. El texto de Ray Pahl no aporta sin embargo gran novedad en ese sentido. De sus disquisiciones éticas y psicológicas sobre la amistad como factor de interacción social no cabe extraer resultados concluyentes. Pahl oscila entre el estricto informe de datos y un simpático voluntarismo que no acaba de poner los pies en la tierra.

De eso se encarga Alex Callinicos. Su texto arranca del estremecedor saldo que arroja el Informe sobre desarrollo humano publicado en 1999 por la ONU: desde 1960, la brecha entre ricos y pobres no ha hecho sino aumentar en todo el mundo. Bill Gates, la familia Walton y el Sultán de Brunei acumulan propiedades por valor equivalente a la renta de los 36 países más pobres de la tierra. A la luz de estos datos y de un detallado análisis del caso del Reino Unido, Callinicos examina las contradicciones en la actual plasmación del ideario ilustrado de "igualibertad" (Balibar). Valora las aportaciones del "liberalismo igualitario" inspirado por Rawls, pero discute el fetichismo de su idea de que sólo es posible realizar la justicia dentro de una economía capitalista de mercado; y, sobre todo, se muestra tremendamente crítico con el nuevo laborismo británico y los nulos logros de la "tercera vía" en pro de la igualdad social. De los tres libros, éste de Callinicos es el de más enjundia crítica. Y aun sin alternativas convincentes, el más recomendable. Con la que está cayendo en el mundo, no está la cosa para medias tintas.