Image: Derivas del discurso capitalista

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Ensayo

Derivas del discurso capitalista

Jorge Alemán

6 mayo, 2004 02:00

Jorge Alemán

Miguel Gómez Ediciones. Madrid, 2004. 101 páginas, 10 euros

¿Puede nuestra cultura prescindir de la referencia al psicoanálisis? ¿Pueden hacerlo el cine y la literatura, las artes figurativas, la filosofía y las ciencias humanas y sociales? No. Desde 1900, fecha de publicación de La interpretación de los sueños, el psicoanálisis ha penetrado todos los ámbitos de la cultura pública. Jorge Alemán, psicoanalista y gran conocedor de vastos territorios de la cultura y de la política, somete al psicoanálisis a diálogo y crítica. Al texto son invitados Freud y Lacan, pero también Sartre, Heidegger y Foucault; al texto son convocados el 11-S y la crisis argentina. Y toda nuestra modernidad en crisis. Pequeños e incisivos capítulos, agudas conversaciones que exploran, desde la lógica del psicoanálisis, los nudos de nuestra experiencia y los trazos de nuestra esperanza: el lenguaje, el sexo y la muerte, lo imposible y la suicida negación de la imposibilidad, las relaciones entre lo real y la historia. En el centro de ese discurso inquisitivo y brillante se halla "el discurso capitalista": la expresión es de Lacan; su exposición y sus diversificaciones, son la tarea de Alemán. El discurso capitalista no es tanto el discurso de la acumulación: es el de la negación de la imposibilidad; es, por ello, el Discurso del Amo, que pretende colonizar, sin freno ni límite, todo lo real; es, también, el discurso del miedo, y de la gestión del miedo. Es el discurso de la política y de lo político. Es discurso del Uno-Todo, discurso totalitario, nihilizante y aniquilador.

Frente a ese discurso de la uniformidad, frente a las apropiaciones indebidas establece Alemán la ineludible vigencia de lo real: aquello que no es apropiable ni expropiable, que se resiste a toda usurpación (representación, codificación, historización): un resto al que no se puede dotar de significado y sentido, que no se pueden consumir o gozar, que no se pueden anular en una presunta plenitud (de ciencia, experiencia o conciencia). "La lengua, el sexo, la muerte nombran el mismo exilio, la misma imposibilidad; jamás podrá ser conquistada una identidad plena ni por la reflexión de la conciencia, ni por el dominio del yo, ni por el ‘autocontrol’, ni por el proceso de emancipación. La existencia siempre construye su casa o refugio desde el temblor de las huellas de lo imposible".