A estas alturas es ridículo descubrir al buen articulista que hay en Manuel Rivas. Resulta gratificante, sin embargo, observar de qué modo el paso del tiempo va otorgando profundidad al tratamiento de sus temas más o menos recurrentes -la pintura, el mar, lo femenino, los diferentes rostros de la injusticia, la creación literaria...-, incorporando figuras nuevas a su paisaje de siempre -como esta Mujer en el baño, uno de sus mejores textos- y afilando su mirada, siempre a la izquierda, sin restar lirismo, crítica ni inteligencia a su trabajo. Este volumen es buena prueba de todo ello, un placer para el lector.