Image: Felipe II y Francia (1559-1598)

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Ensayo

Felipe II y Francia (1559-1598)

Valentín Vázquez de Prada

1 julio, 2004 02:00

Felipe II

Eunsa. Pamplona, 2004. 518 páginas, 31 euros

Para los historiadores de mi generación, Felipe Ruiz Marín o Valentín Vázquez de Prada han tenido siempre, además de sus innegables méritos personales, un plus de credibilidad y admiración que les venía dado por el privilegio de haber sido los dos discípulos españoles de Fernand Braudel, el gran renovador de la historiografía en el siglo XX.

El magisterio del excepcional historiador francés orientó las carreras de ambos hacia la historia económica y social, alejándoles de anteriores trabajos de historia política tradicional, predominante entonces en nuestro país. Las aportaciones de Vázquez de Prada a la historia económica han sido de gran importancia, no sólo por sus trabajos de investigación, sino también por sus utilizadísimos manuales sobre historia económica mundial o de España, que han servido para difundir su capacidad para la docencia y la síntesis más allá de las Universidades de Barcelona y Navarra, en las que ha sido catedrático.

Su interés por el reinado de Felipe II, al que ha dedicado numerosos trabajos, se ha mantenido a lo largo de toda su carrera, hasta el punto de que, ya jubilado, ha tenido las energías suficientes para recuperar su tesis doctoral sobre las relaciones hispano-francesas durante aquel reinado -anterior a su vinculación con Braudel- y rehacerla de acuerdo con las nuevas precisiones de la historia política, muy distintas a las que presidieron su primera elaboración. Ello le ha obligado a visitar nuevamente los archivos y a leer la infinidad de estudios relacionados con el tema que han aparecido en el medio siglo transcurrido desde entonces. Tamaño esfuerzo ha merecido sin embargo la pena, pues nos encontramos ahora con un libro de plena madurez, lo que constituye un mérito siempre, pero mucho más cuando se tratan cuestiones tan complejas e importantes como las que aborda el libro que comentamos, que recorre de principio a fin el reinado y la política europea de Felipe II. Desde los Reyes Católicos hasta 1700, en que un rey francés accedió al trono español, las relaciones con Francia constituyen el capítulo principal de la política exterior española. Más aún, la oposición a Francia, principal competidora de la Monarquía de España en la lucha por la hegemonía internacional, es la característica dominante de la acción exterior hispana, lo que dio origen a un conflicto hispano-francés casi permanente durante aquellos siglos, que atraviesa tres fases fundamentales. Una primera, marcada por las guerras de Italia y la época de Carlos V, que concluye en 1559 con la paz de Cateau Cambresis, que reconoció la supremacía internacional de España; una segunda, durante el reinado de Felipe II, en que Francia abandona casi por completo la escena internacional, ante la grave crisis interna de las guerras de religión. Y la tercera, a partir del primer rey Borbón, Enrique IV, en que Francia reiniciaría su política de gran potencia, con el resultado final de la sustitución de la hegemonía hispana por la francesa, a mediados del siglo XVII, y el reinado agresivo de Luis XIV.

La segunda mitad del siglo XVI es, por tanto, el periodo de máxima debilidad de Francia que, desde la muerte de Enrique II, en 1559, hasta 1598, vive sacudida por guerras y enfrentamientos internos, en los que la crisis del poder real y las ambiciones y enemistades entre las principales familias de la nobleza se mezclan con los conflictos religiosos entre católicos y calvinistas (hugonotes). La desaparición de Francia como competidora facilitó la hegemonía del rey de España, quien intervino constantemente en apoyo de los intereses de su política católica. Vázquez de Prada reconstruye minuciosamente el conflicto, atento siempre a la óptica y la actuación española. Estudia los sucesivos embajadores y sus colaboradores, las personalidades principales, entre las que destaca la reina madre Catalina de Médicis, astuta y hábil, opuesta a las injerencias de su yerno Felipe II y defensora de una política de búsqueda de la paz a partir del entendimiento con las distintas opciones religiosas. Y los grandes líderes de los diversos bandos, como los católicos de las familias Montmorency o Guisa, o protestantes como el almirante Coligny, el príncipe de Condé, su hermano Antonio de Borbón, Juana de Albret, o el hijo de ambos, Enrique de Navarra, futuro Enrique IV. Analiza los diversos acontecimientos, algunos de ellos tan terribles como la matanza de San Bartolomé en 1572, o los asesinatos de diversos cabecillas católicos o protestantes. Y en todo momento, junto al desarrollo de los hechos, está atento a la coyuntura internacional y las influencias recíprocas entre ésta y la situación francesa, tan perceptibles por ejemplo tras la derrota de la Armada Invencible. Estamos, en suma, ante un libro imprescindible, bien cuidado y editado además, si bien se echa de menos una mayor abundancia de mapas que hubieran facilitado la lectura de las diversas guerras, vicisitudes y cambiantes situaciones de aquellos años.