Image: Darwin contra Fitzroy

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Ensayo

Darwin contra Fitzroy

P. Nichols

4 noviembre, 2004 01:00

Temas de Hoy. 334 pp, 17 euros. S. Wheeler: Cherry. RBA. 416 pp, 23 euros

El 24 de noviembre de 1859 Darwin editó El Origen de las Especies. Los 1250 ejemplares se agotaron el mismo día. Darwin ya era un famoso por su Diario y Observaciones (1936), su aportación al relato en 4 volúmenes sobre el viaje del Beagle alrededor del mundo.

El capitán del Beagle se llamaba Robert Fitzroy. Nadie recuerda hoy al hombre que cartografió Suramérica. Pero su gran tragedia no fue sino ver cómo quedaba a la sombra del hombre a quien había dado el vehículo para aniquilar sus principios más sagrados. Darwin desmoronó con sus estudios la Creación según la Biblia con el mismo paso con que Fitzroy veía perder el tren de la ciencia por aferrarse al fundamentalismo cristiano. Peter Nichols ha rescatado la figura de Fitzroy en una apasionante biografia doble, para retratar la espectacular trasformación que sufrió el siglo XIX.

En 1901, Scott, Shackleton y Wilson leían por turnos El Origen de las Especies, envueltos en el saco de dormir para tres durante el largo viaje hacia el polo de la expedición de Discovery. Doce años más tarde Scott y Wilson morirían tras haberlo conquistado. Apsley Cherry-Garrard, miembro de la expedición del Terra Nova de 1910 y uno de los hombres que descubriría la tienda de Scott, escribiría una obra cumbre, El Peor Viaje del Mundo. Sara Wheeler, experta en la Antártida, ha escrito la primera biografía de Cherry.

Algún Plutarco posmodernista podría escribir unas nuevas Vidas Paralelas con la historia de estos héroes. Darwin tardaría décadas en concluir el libro que revolucionaría la historia de la ciencia. Cherry se demoraría diez años en dar cuerpo a su relato de la expedición británica que había tenido por único fruto la mitificación de un héroe nacional, el capitán Scott. Fitzroy, Darwin y Cherry-Garrard fueron aristócratas. Los primeros convivieron con la moral victoriana y el entusiamo por la ciencia, el último vio cómo su mundo se extinguía. La espantosa experiencia de Cherry en la Antártida condenó al rico terrateniente a una vida de pesadillas y remordimientos. Los estragos físicos provocados por el polo se sumaron a una propensión genética a la depresión, que culminó en su vejez en una etapa psicótica y en periodos de parálisis y depresión. Ochenta años antes, Stoke, el antecesor de Fitzroy en el Beagle, se pegó un tiro tras desmoronarse en su incursión terrible en el Estrecho de Magallanes. También Fitzroy se suicidó cortándose la garganta con una navaja. Scott tenía a su Darwin particular, Wilson, el mejor amigo de Cherry, el médico que se empeñó en demostrar la teoría evolucionista de Haeckel y que dirigió el espeluznante viaje a cabo Crozier para obtener huevos de pingöino emperador. Los admiradores de El Peor Viaje del Mundo disfrutarán al sumergirse en las vidas rastreadas de los supervivientes del grupo de Scott. Nichols y Wheeler han escrito dos libros apasionantes.