Image: Cuba. La lucha por la libertad

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Ensayo

Cuba. La lucha por la libertad

Hugh Thomas

13 enero, 2005 01:00

Hugh Thomas. Foto: Javier Cotera

Debate. Barcelona, 2004. 1.277 páginas, 35 euros

Cuando Cuba está cada día más cerca de terminar una etapa de su historia (la desa-parición del líder revolucionario ha sido denominada la "transición biológica"), la narración de su pasado se está convirtiendo en un foro acalorado de debate donde propios y extraños reflexionan sobre los posibles escenarios de futuro en función de las experiencias del pasado.

Unos no aventuran apreciables cambios. Otros consideran que la simple retirada de la escena del carismático revolucionario traerá la libertad política, la apertura comercial y el crecimiento económico a la isla. Y otros más, no dejan de considerar que el reencuentro de los "exilados" y los "insilados" añadirá tensiones a la complicada configuración de un sistema político nuevo.

Hugh Thomas ofrece ahora una extensa historia de Cuba -compuesta por un prólogo, once capítulos, un epílogo y un postscriptum en una cuidada edición con profusión de fotos, mapas, bibliografía y un índice analítico)- en la que trata de demostrar que el aislamiento ocasionado por el sistema castrista ha sido sinónimo de crisis económica y que el sistema político emanado de la revolución ha traído pobreza y falta de libertades. El autor considera que Cuba recuperará las glorias de su pasado con la simple eliminación de Castro (pág. 1.214). Se trata pues de un texto con una importante carga ideológica que en algunas ocasiones llevan al autor a idealizar el pretérito y denigrar el presente.

La historia de Cuba que cuenta Hugh Thomas está bien escrita y es amena, pero presenta algunos problemas. En primer lugar, no se trata de una historia completa de la isla, ya que comienza la narración en 1762 y termina en 1970. El haber elegido la fecha de 1762 (año en el que los ingleses invadieron la isla) para dar comienzo a la historia de Cuba no parece justificado, ya que de esta forma quedan silenciados el período prehispánico y buena parte de la historia colonial. El zanjar la narración en 1970 no tiene tampoco mucho sentido. Sólo se entiende si se explica que no es sino la reedición de la obra que el mismo autor publicó por primera vez en 1971. El autor justifica ahora este final en un postscriptum de 14 páginas afirmando que nada esencial ha cambiado en la isla entre 1971 y el presente por lo que la tesis central del libro original sigue siendo válida. No obstante, no parece ser un planteamiento convincente teniendo en cuenta lo mucho que ha cambiado el mundo (desaparición de la Unión Soviética, transición política en España, ingreso de China en la omc, ampliación de la Unión Europea, eliminación de las dictaduras en América Latina) y lo que ha avanzado la historiografía sobre Cuba en estos años. En España se ha trabajado bastante y bien sobre la historia de Cuba; en Estados Unidos han aparecido contribuciones ya clásicas sobre la economía de la Cuba Socialista; y en la propia isla han surgido importantes datos para completar la historia de la revolución y la biografía de Fidel.

En segundo lugar, no se explica con profundidad por qué en Cuba no se optó por la vía de la independencia a comienzos del siglo xix como en el resto de los territorios coloniales continentales; y no se subraya con la fuerza debida que una de las consecuencias de este hecho fue que a lo largo de los siglos xix y xx pervivieron reglas de comportamiento (privilegios, favores, y exenciones) propios de sociedades de Antiguo Régimen.

En tercer lugar, la tesis de Hugh Thomas que identifica la desaparición de Castro con el automático "camino hacia la libertad" y el desarrollo económico no parece convincente. Todo parece indicar que la supresión de la figura de Fidel Castro generará tensiones internas entre las fuerzas sociales y políticas que nadie sabe hoy cómo se resolverán; y desde luego la posible inclusión de la isla en el contexto del Tratado de Libre Comercio de América del Norte -como el autor plantea-, no parece ser garantía del desarrollo de una economía basada en la monoexportación (café, azúcar y tabaco) dependiente de fuentes de energía externas (esclavos en los siglos xvi-xix y petróleo en el siglo xx) y con un deterioro continuo en la relación de precios del intercambio.

Parece evidente que si, en vez de obsesionarnos por la figura del líder, nos preocupamos por dilucidar de qué forma la herencia de las formas de articulación del poder heredadas del período colonial han impedido el buen funcionamiento de las instituciones, estaremos en mejores condiciones para ayudar a perfeccionar el Estado de derecho y así frenar la posible "latinoamericanización" de la isla (aumento de la pobreza, mala distribución del ingreso, baja productividad, corrupción, clientelismo). Ello evidentemente plantea una relectura de la historia de Cuba. Idealizar el pasado de Cuba sin comprender bien su presente en un mundo cambiante no parece ser un buen camino para trazar con libertad las posibles sendas del futuro. Si Cuba levanta pasiones, Hugh Thomas contribuye con su texto a caldear los ánimos. Una razón más para que su libro no deje de ser leído.