Memorias del Mato Grosso
Mónica Sánchez Lázaro
3 marzo, 2005 01:00La autora se fue en 2003 a trabajar a la prelatura del misionero claretiano P. Casaldáliga en el proyecto de digitalización del archivo que guarda la memoria de la región. Interesan muchas de las observaciones de rango antropológico, como la suerte de los indios tapirapé, que se salvaron de la extinción a costa de degradar su idioma. Molestan ciertos tics de inmadurez, o de visión tópica. Alaba a muchos religiosos por un "sentido del humor del que carecen la mayoría de esos representantes de la más rancia moralidad que encarnan en la imaginación popular los curas y las monjas del país de la Inquisición y la Contrarreforma". Una declaración tan dudosa como su sintaxis, que a menudo peca de dilatada o torpe: "todos tienen ese aire de a quienes el clima no sienta demasiado bien". El brillo de su escritura en las descripciones cae a veces en la metáfora fallida: en Brasilia, "las nubes amasan sus proezas". Nos queda la sensación de que Sánchez fue a Mato Grosso a descubrir la Bossanova y a escribir un libro.