Image: El Agujero. España invadida por la Yihad

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Ensayo

El Agujero. España invadida por la Yihad

José María Irujo

10 marzo, 2005 01:00

Los terroristas del 11-M en el video reivindicativo del atentado

Aguilar. Madrid, 2005. 408 páginas, 20’90 euros

¿Quién organizó el 11-m y por qué? ¿Qué riesgo hay de que se repita? Fuera de los servicios secretos y de los especialistas académicos en terrorismo, muy escasos en España, dos periodistas han intentado responder hasta ahora en formato de libro a esas preguntas con notable acierto: Casimiro García-Abadillo, en 11-M. La venganza, que vio la luz en septiembre del año pasado; y José María Irujo, en El Agujero. España invadida por la Yihad, recién salido de imprenta.

Mientras el vicedirector deEl Mundo deja abiertas al menos cinco hipótesis (Al Qaeda, Marruecos, eta, Iraq o cualquier combinación entre ellas), Irujo, periodista de investigación de El País, como el Gobierno de Zapatero, da por seguro que fue Al Qaeda, aunque ni la Comisión de Investigación ni el juez encargado del caso se han atrevido a afirmarlo hasta ahora con certeza.

A pesar de sus diferencias abismales, los dos coinciden en la escasa o nula preparación de las Fuerzas de Seguridad y del Gobierno para evitar los atentados, en "la simplicidad y absoluta ingenuidad de quienes ven en el 11-m una consecuencia directa de Iraq" (palabras de Irujo) y en el alto riesgo de que se repitan atentados similares o peores. Ahí terminan las similitudes. Mientras Abadillo desmenuza con precisión de relojero los dichos, hechos y pruebas del 11-m, Irujo abre el foco y sitúa los atentados en las raíces de Al Qaeda, su implantación en España y la transformación de nuestro país en objetivo. Como señaló Fernando Reinares en la presentación del libro en Madrid, España es blanco del terrorismo islamista desde 1996; blanco específico desde 2001, cuando se multiplicaron las detenciones tras el 11-S; y blanco declarado por Osama Bin Laden desde octubre de 2003, tras la invasión de Iraq.

En 408 páginas, Irujo recoge lo mejor de sus trabajos sobre los yihadistas en España desde mediados de los 90. En orden cronológico, describe cada paso de Imad Eddin Barakat Yarkas, alias Abu Dahdah, radical sirio nacionalizado español, desde su militancia en los Hermanos Musulmanes hasta convertirse en el jefe de uno de los viveros más peligrosos de Al Qaeda en el mundo.

La historia, la geografía, la inmigración, la obsesión lógica con eta, la ignorancia e infravaloración de la amenaza, el deseo de venganza y la escasez de medios explican la facilidad con que Dahdah, Setmarian, Bahaiah, Azizi, Achraf, Zougam, Benyaich, Jasem, Parlin, Taysir, Chedadi, Ghaleb y pocos más hicieron de España una gran base logística y de reclutamiento de combatientes para la Yihad: primero en Chechenia y los Balcanes, luego en los EE.UU. (11-S) y en Yerba (Túnez), Casablanca y Madrid. Antes del 11-m, Bin Laden y sus lugartenientes lo intentaron en Alemania, Francia, Italia y Reino Unido. Fracasaron y lo consiguieron en España porque, a pesar de los esfuerzos del juez Gazón y del puñado de agentes de la Unidad Central de Información Exterior de la policía, en nuestro país encontraron las mayores facilidades.

Por no haber, no ha habido hasta hace pocos meses un censo de imanes y mezquitas. Mientras, tras el 11-s, el Reino Unido reforzó con 500 agentes su fuerza contra el terrorismo islamista, España siguió hasta el 11-m con poco más de 150 agentes dedicados a esa misión. Si a ello añadimos que más de la mitad se dedicaba a tareas burocráticas, apenas quedaban quince personas para vigilar a unos dos mil sospechosos. Hasta 2004, "las amenazas incluidas en la Directiva de Inteligencia anual elaborada por el cni eran eta, Ceuta y Melilla, Marruecos y Latinoamérica..., pero ni una sola alusión a la creciente amenaza de los integristas", escribe José María Irujo (pág. 238).