Image: El rompecabezas. Anatomía del maltratador

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Ensayo

El rompecabezas. Anatomía del maltratador

Miguel Lorente Acosta

17 marzo, 2005 01:00

Miguel Lorente Acosta. Foto: Javi Martínez

Crítica. Barcelona, 2004. 304 páginas, 15 euros

Médico forense y profesor de Medicina Legal en la Universidad de Granada, Miguel Lorente (Almería, 1962) publicó en 2001 Mi marido me pega lo normal, un análisis nítido en torno al candente problema de lo que él mismo denomina "agresiones a la mujer".

Con un prólogo de Victoria Camps, dicho libro fue muy bien acogido por los lectores y enseguida salió en edición de bolsillo. Esta segunda reflexión de Miguel Lorente sobre la violencia de género aparece tres años más tarde y el hecho, intacto en su repetición, sigue encabronando a las personas de bien. Demasiadas mujeres continúan siendo agredidas hasta la muerte por varones.

El rompecabezas viene, en primer lugar, a reforzar algunas de las tesis de la primera entrega de Miguel Lorente. Se reafirma en señalar que el estudio de la agresión a la mujer muestra que la pretensión del agresor es someterla a su control y retoma la idea de que el fondo del problema es de carácter sociocultural. No abandona la idea del feminismo como motor de la lucha contra la violencia de género. El subtítulo del libro,"Anatomía del maltratador", ofrece una idea muy clara del hilo conductor de su contenido. El agresor, escribe Lorente, trata de humillar, someter y controlar. No tiene perfil, su carácter es muy diverso y su situación económica puede ser tanto magnífica como rayana en la pobreza. Lo que sí existen son formas distintas de agredir, y ahí Miguel Lorente va desenvolviendo distintas tipologías. El "rompecabezas" es aquél que "no puede arriesgarse a golpear continuamente a la mujer". Arremete por motivos nimios y extiende sus agresiones a los hijos y a las personas próximas a su pareja.

El "quebrantahuesos" concibe su casa como un coto de caza y sus sentimientos centrales son la rabia y la ira. "Mando a distancia" es el concepto que acuña Lorente para el agresor psicológico. El "celoso", el "controlador" -que, como su nombre indica, quiere tener a su mujer bajo su férula en todo momento y que la desconsidera sin recurrir a la violencia física-, "Jekyll y Hyde: el agresor cíclico" o el "desalmado" constituyen las grandes tipologías con las que el autor va desgranado las formas de actuar de los agresores.

Se cierra este volumen con una reflexión destinada a exponer el daño que sufren los menores cuando sus madres son maltratadas. No todas las mujeres agredidas son madres, pero muchas sí y, en esos casos, los daños causados a los hijos son, como señala Miguel Lorente, severos y duraderos.

En las páginas finales, el autor hace una afirmación desconsoladora: "Hay más violencia ahora que antes". Si a esto se añade su tesis según la cual la "cultura patriarcal" y "quienes la materializan en la práctica" siguen siendo los responsables de que se maltrate y asesine a las mujeres, si eso es cierto, es que algo huele a podrido en nuestra sociedad. ¿Es que las muchas medidas que se vienen tomando desde distintos ámbitos no sirven para nada?