Image: De la mística

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Ensayo

De la mística

Raimon Panikkar

7 abril, 2005 02:00

Raimon Panikkar

Herder. Barcelona, 2005. 302 páginas, 20 euros

Es Habermas quien recordó, no hace tanto, que los filósofos (y los que dependemos de los filósofos, aunque sea entre otras dependencias) siguen teniendo tres cuentas sin pagar: la del conocimiento, la de la verdad y la del sentido.

él no ha hallado respuesta convincente para ninguna de las tres pero insiste en que es lo que habría que resolver para disipar cualquier duda. Pues bien, en cuanto a lo primero -cómo conocemos-, hay tres filósofos españoles que han afirmado en el siglo XX conseguir el conocimiento transobjetivo (o sea un conocimiento que no sea ni objetivo ni subjetivo, sino "más": ese más al que no llega Habermas). Uno es Polo, que ha llegado a ello desde Aristóteles; otro es Zubiri, que ha llegado a ello desde Aristóteles y Husserl, pasando por Heidegger, y el tercero es Raimon Panikkar, que, conociendo a Aristóteles, a Husserl y a Heidegger, ha llegado a ello desde la Trinidad.

Lo que puede sonar insólito (por lo menos) esconde uno de los esfuerzos más creativos (e importantes) de la cultura española del siglo XX, entre otras cosas porque enlaza, en una misma solución, los tres problemas que Habermas consideraba pendientes: el del conocimiento, el de la verdad y el del sentido. Panikkar concluye que la Vida (lo escribe con mayúscula y dice que unos la llaman Dios, otros Nada y otros de otras maneras) es cuerpo, razón y espíritu; que el conocimiento, por tanto, tiene que ser corporal, racional y espiritual para asomarse a saber qué es la Vida; que esas tres dimensiones abocan al conocimiento místico -que es el tercero, el del espíritu-; que a esa tríada son convertibles el hinduismo, el budismo, el cristianismo y el laicismo (llamo así a lo que él llama "lenguaje secular"); que esa convertibilidad se expresa en tres lugares en los que todos los dichos coinciden: la inefabilidad, el amor y el conocimiento; que ésta es la expresión más radical de la Trinidad; que, por tanto, el panteísmo es falso por defecto, no por exceso, porque Dios y nosotros y el mundo somos Trinidad; que por eso es fundamental Cristo (que se presenta, así, como el nexo imprescindible entre los tres ámbitos del conocimiento y de la Vida) y que, por tanto, los cristianos no podemos monopolizar a Cristo, sino reconocerlo en los demás (y en lo demás). En un libro anterior (La Trinidad), Panikkar añadía que si queremos salvar el cristianismo, los cristianos hemos de "deshistorizar" a Cristo para que puedan aceptarlo los otros. Aquí ya no lo dice y yo me alegro; porque, en el fondo, si deshistorizamos lo histórico, nos cargamos el nexo que Panikkar nos dice que es imprescindible y, además, nos convertimos en protagonistas exclusivos o, mejor, en dirigentes y gestores de la unidad de que formamos parte (la Vida) y eso es reducir su propio concepto de Vida.

Sólo añado que lo que acabo de resumir asume casi explícitamente el punto de llegada de Zubiri y, silenciosamente, el punto de llegada de Polo (quienes no estarían de acuerdo con Panikkar, por la misma razón por las que Panikkar no estaría de acuerdo con ellos). Es este lector el que ve, en los tres, una asombrosa confluencia (no coincidencia, porque no la hay). Si contamos con los tres esfuerzos, me parece que estamos ante uno de los empeños de mayor envergadura de la cultura contemporánea (¿sólo española?).