Image: El porvenir del español

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Ensayo

El porvenir del español

Juan Ramón Lodares

7 abril, 2005 02:00

Juan Ramón Lodares. Foto: Archivo

Taurus. Madrid, 2005. 252 páginas, 17 euros

La reflexión acerca de los aspectos culturales, históricos y sociológicos de una lengua, que deja a un lado -aunque por fuerza lo presuponga- todo lo relativo a su naturaleza lingöística o su estructura gramatical, permite entender el papel de la lengua en el mundo circundante y percatarse de ciertos hechos fundamentales que acaso la cercanía exigida por los estudios internos de carácter estrictamente idiomático impide ver con claridad.

De esta naturaleza son los ensayos anteriores de Juan Ramón Lodares, a los que ahora se une este nuevo manojo cuyos motivos no pueden ser más actuales. La docena de capítulos de que se compone El porvenir del español analiza cuestiones tan decisivas como la expansión de nuestra lengua en los últimos dos siglos, su funcionalidad para designar nuevos objetos o productos, los problemas que puede acarrear su diversidad, su papel en las instituciones internacionales, como la Unión Europea, o su posible futuro en un mundo globalizado en el que cada vez menos lenguas servirán para la comunicación de un número progresivamente mayor de hablantes. No sólo los lingöistas leerán con provecho estas páginas. Cualquier persona culta o, simplemente, interesada por el español -español, sí, no esa designación interesada, mixta de cursilería e impropiedad léxica, que es "castellano"-, encontrará aquí la explicación de muchos problemas actuales, más políticos que lingöísticos, creados o alentados por grupos diversos que han acabado por dar la razón a Steiner cuando aseguraba que los principales enemigos del español -caso insólito y estupefaciente, pero cierto- se hallan dentro de España.

Al hablar de la diferenciación idiomática, de los distintos movimientos en pro de la llamada "normalización" -a menudo convertida en la imposición de un monolingöismo de la lengua particular frente a la común-, el autor recuerda cómo, en el primer tercio del siglo XIX, la defensa del español como lengua nacional de España se produjo en gran medida entre autores catalanes (Ballot, Dou, Piferrer, Puigblanch, Figuerola, Pi i Arimon, Casamada, etc), lo que indica hasta qué punto han cambiado hoy las tendencias. Los procesos de diferenciación no son nuevos. Existieron en la América virreinal y en Filipinas. En el fondo se trata siempre de perpetuar la situación de privilegio de un sector de la población mientras se mantiene en categorías inferiores a quienes no poseen los requisitos exigidos. Hace pocos años, Jesús Royo hacía hincapié en el trasfondo socioeconómico de esta ideología al denunciar que, en realidad, lo que busca el catalanismo lingöístico es mantener "una primacía en el uso de los bienes sociales". Como apostilla Lodares, "las críticas más duras al particularismo lingöístico han provenido de la izquierda" (pág. 67), y recuerda las posturas de Fabra Ribas (dirigente socialista catalán), Indalecio Prieto, Tierno Galván o Saborit. No es posible aquí resumir siquiera la impecable argumentación que vertebra el capítulo III de este libro, que debería ser lectura obligatoria para políticos de todo signo -a condición de que dejaran de serlo durante unas horas-, en vista de su reciente afición a opinar, dogmatizar y legislar sobre el idioma. Los peligros del proceso enunciado, en el caso de acentuarse, no tendrían sólo consecuencias políticas, sino incluso económicas (págs. 81-82), y conviene saberlo.

Lodares analiza también los cambios de la norma idiomática, y subraya el peso que los factores económicos tendrán en la formación de esa norma (pág. 122), argumento que vuelve a ser utilizado, y con razón, al esbozar algunas hipótesis con respecto al futuro del español, sobre todo en comunidades donde el número de hablantes se incrementa sin cesar, como es el caso de los Estados Unidos. Pero la importancia de una lengua y su garantía de futuro no residen tanto en el número de hablantes como en el poder político y económico de los pueblos que lo utilizan como vehículo de comunicación. Estas y otras muchas cuestiones del mayor interés, avaladas, cuando es necesario, por datos y cifras incontrovertibles, están tratadas con sensatez y buen sentido. El libro -que, además de una bibliografía, ofrece un utilísimo índice de materias- puede ser leído como un ensayo interesantísimo, pero también como un repertorio de problemas que nos afectan a todos.