Image: La invención del Quijote

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Ensayo

La invención del Quijote

Francisco Ayala

26 mayo, 2005 02:00

Francisco Ayala. Foto: Julián Martín

Suma de Letras. Barcelona, 2005. 365 pp, 8’25 e.

Probablemente Ayala estaba ya a punto de leer El Quijote cuando en 1915 se conmemoraba el tercer centenario de su segunda parte.

Ahora, con motivo del cuarto del Quijote de 1605, Ayala da fe de tan temprana devoción cervantina con un volumen que incluye "El rapto", el mejor homenaje que podría haberle hecho a don Miguel: la recreación puesta al día de su novela interpolada en el capítulo I, 51.

En la narración de Ayala, un Vicente de la Roca redivivo, que llega, caballero andante sobre una esplendorosa motocicleta, no de los tercios de Flandes sino de las fábricas germanas, debe parte de su éxito como raptor de Julita a su facundia, esa facultad humana sin la que no se puede comprender El Quijote. En "El rapto" se dice algo que está en su entraña: "¿Quién no siente curiosidad por la novelería de un forastero?", y eso vale tanto para La Mancha desolada del XVII como para la España tímidamente desarrollista de los sesenta.

El autor titula el prólogo "Cervantes y yo", para darnos a entender hasta qué punto la vinculación con él y con su obra está imbricada en su propia biografía. De hecho, después de otros textos preliminares, entre los cuales se cuenta una conversación con Víctor García de la Concha en la que el escritor granadino se suma a quienes piensan -y son legión- que toda la modernidad novelística estaba ya en El Quijote, sigue el cuerpo central del volumen con la reedición de los trabajos de Ayala sobre Cervantes publicados entre 1940 y 1995: más de cincuenta años de reflexión sobre las creaciones de nuestro clásico por parte de quien, amén de un fino lector, es un crítico literario de raro tino y un teórico de la literatura que practica la suprema elegancia de exponer su pensamiento con claridad y sin el menor andamiaje escolástico.

Tan amplio arco temporal nos permite seguir, a tenor de sus indagaciones sobre Cervantes, la propia evolución de Ayala, que, aunque ya creador, en los años cuarenta mantiene viva su vocación intelectual y académica por la sociología y la política y ve así inicialmente al caballero como "reflejo y símbolo del destino de la nación española" (pág. 21). Pero muy pronto, 1947, escribe un extenso ensayo, "La invención del Quijote", donde se aborda ya tema tan en la entraña del arte literario como es el realismo, que para Ayala procede, siempre, de una reconstrucción problemática del mundo, abordada desde múltiples puntos de vista y con el concurso de varias perspectivas lingöísticas, tal y como llegará también a formular Bajtín. Semejantes planteamientos resultan, hoy por hoy, de una actualidad suma, así como la atribución al lector de la llave para consumar una actualización realista del texto novelístico que, como ocurre con los cervantinos, ofrece, por medio de puros recursos formales, una "inconfundible sensación de autenticidad" (pág. 149).