J.S. Bach

La figura humana y musical de Bach se acrecienta con el paso del tiempo y no sólo por esa perfilada talla de genio y de gran hombre que tiene, sino porque tanto su persona como su obra se siguen irisando en mil ricos significados y, en ambas, no cesamos de aprender.

Tiene además hoy el mensaje de Bach una significación muy honda por su humanismo, en un tiempo que tiende a lo inhumano, y por la lección inagotable que sus grandiosas obras nos ofrecen en días de crisis creativa. Los autores de los dos libros que comentamos dirigen fijamente sus miradas en este sentido: el del humanismo del Bach creador. En la primera de las obras, partiendo del significativo tema de los libros del músico y su tiempo, pero no ignorando el enfoque global por medio del análisis de aspectos vitales y musicales. El segundo libro, desde un tema más concreto, pero no menos importante: el de la honda significación del dolor.

En España habían llegado antes a nuestras manos otras obras sobre Bach -la mayoría de carácter biográfico-, desde las de Forkel y Spitta (1950), pasando por las de Ruiz Tarazona (1975), Marcel (1980) Geiringen (1982) u Otterbach (1990), hasta las más recientes de Eidam (1999) y Wolff (2003), y la Guía Bach, de Kolneder. Los libros nuevos que comen-tamos profundizan en temas esenciales del maestro de Eisenach a través de muchas claves culturales y de la metafísica consoladora. Ramón Andrés mantiene un raro equilibrio entre información, análisis técnico e interpretación inspirada. Glosa aspectos sustanciales de la biografía, como el maltrato económico que Bach padeció en Leipzig, una ciudad -cruzada de pietismo y de racionalismo- decisiva para el desarrollo de su obra musical; la tasación de los bienes a su muerte, o el análisis de sus restos, pero es primordial su análisis del influyente luteranismo. En su análisis más técnico, Andrés parte de temas concretos, como el de la necesidad del justo número de los intérpretes para la correcta interpretación de las obras, pero las claves más jugosas de su libro están en esos conceptos simbólicos que estudia: la nada (aquí la sombra del maestro Eckhart), el infinito, el contrapunto áureo, la metáfora celeste, el número inspirado, la eternidad… Símbolos que crean una trama que da soporte a este libro, de lectura realmente deliciosa.

El libro de Josep Soler es un buen complemento del anterior. El dolor de sentido trascendente es el tema central de su libro. Soler subraya el carácter "poliédrico" del dolor en el músico alemán, es decir, la multiplicidad de significados en ese territorio maravilloso, de límites extremos, a los que nos conduce tan alta música. Límite -"orilla", la llama Soler recordando a Esquilo-, cerca de la cual discurre el "río del dolor": el de la vida, la creatividad y la lúcida consciencia del gran arte. Dice Soler que es imposible llegar a conocer "el corazón del corazón" de una obra. En los dos libros que comentamos -si sus autores no lo hubiesen logrado-, bien podemos decir que nos han situado, con gran sensibilidad, junto al "corazón del corazón" de la vida y la obra de Bach.