La isla de Juan Fernández
Miguel Sánchez-Ostiz
27 octubre, 2005 02:00Con las aprehensiones y el buen humor de quien ha viajado poco, el escritor hiperculto y muy lector de viajeros viaja para poder relatar la historia de una isla y el encuentro con su mito. Hospedado en la pensión de Brujilda, patea la isla, consulta libros, levanta sospechas de ser un espía de telefónica y nos da a conocer a personajes locales como la Brenda, descendiente de Charpentier, ilustre superviviente de uno de los noventa naufragios registrados en la isla. Gracias a esta obra, fruto de un trabajo ingente y de una vieja pasión, conocemos el pasado y el presente de una isla "de derechas", de poco más de 500 habitantes, arrasada por un maremoto en 1751, utilizada como penal por la Inquisición española, explotadora de langostas durante el XIX, penal chileno después de 1814, y paraíso oficial hoy en día. Conocemos muchas más cosas que sólo un erudito como el autor podría enseñarnos, como la existencia de una novela de Sánchez Mazas sobre un Crusoe "idiotizado" a su paso por Pamplona. Conocemos la historia de Selkirk, el verdadero náufrago, y concluimos el viaje con la conciencia de haber ido al encuentro de los sueños de un niño, el que fue Sánchez-Ostiz.