Ensayo

La revista de poesía Garcilaso y sus alrededores

José María Martínez Cachero

8 diciembre, 2005 01:00

José María Martínez Cachero. Foto: Eloy Alonso

Devenir. Madrid, 2005. 211 páginas, 18 euros

En el panorama de los primeros años de la posguerra, la recuperación cultural de España fue produciéndose con lentitud, a base de iniciativas aisladas, de intentos múltiples encaminados a crear cauces para la expresión artística, todo ello en una sociedad cuidadosamente vigilada por un poder suspicaz.

Una muestra de la tímida resurrección de las primeras muestras literarias lo constituyen las revistas que, con diversa fortuna, fueron apareciendo -sin apenas medios económicos y a veces casi como un milagro-, algunas para esfumarse a los pocos meses de su existencia. Una de esas revistas, esencial hoy para entender algunos de los desarrollos de la poesía de aquellos años, fue "Garcilaso". Comenzó a publicarse en mayo de 1943, y lanzó treinta y seis números hasta 1946, en que pereció por asfixia económica. Cela lo manifestaba con toda crudeza al lamentar, en un artículo publicado en "Arriba", la desaparición de la revista: "Tenía ciento veinte suscriptores y hubiera necesitado ciento setenta, cincuenta más. Costaba cada número equis pesetas y en cada número faltaban siempre esos cien duros que en tantas partes sobran".

José María Martínez Cachero, a quien se deben Estudios esenciales sobre aspectos diversos de la literatura contemporánea, desde Clarín hasta la novela española de la posguerra, ha reconstruido minuciosa- mente, valiéndose de múltiples testimonios de todo tipo y utilizando información de primera mano, la aventura estética de la revista, fundada por José García Nieto, Pedro de Lorenzo, Jesús Revuelta y Jesús Juan Garcés. No estamos, claro está, ante una historia meramente descriptiva. Martínez Cachero rastrea la huella de los distintos colaboradores, de ideologías no siempre idénticas, en el conjunto de la publicación, la acogida de los medios de comunicación cercanos, los apoyos o las reticencias de ciertos poetas -sin olvidar la jocosa y cordial "jinojepa" de Gerardo Diego (pp. 62 y ss.)- e incluso los ataques directos que la corriente garcilasista suscitó en publicaciones como "El Español", "Espadaña" o "Cisneros", o entre poetas como José Hierro, Eugenio de Nora, José Agustín Goytisolo y Gabriel Celaya. Es importante destacar también que la creación de Garcilaso constituyó un estímulo para la aparición de otras publicaciones análogas -"Verbo", en Alicante; "Norte", en San Sebastián; "Cántico", en Córdoba; "Raíz y Acanto" en Madrid, entre otras-, que ayudaron igualmente al florecimiento y desarrollo de tendencias poéticas muy diferentes que iban enriqueciendo el mortecino panorama del primer decenio posbélico.
Y habría que añadir, en esta lenta recuperación de la normalidad, la creación de la colección "Adonais" de poesía (1947), cuya importancia no es preciso encarecer. Martínez Cachero analiza con tanta pulcritud como sagacidad la producción poética de estos años y añade un apéndice con textos de la época -lástima que no se hayan incluido más-, rescatados de publicaciones de no siempre fácil acceso, que son también un material inestimable para cualquier lector interesado.