Ensayo

La esclavitud en la América española

José Andrés-Gallego

2 marzo, 2006 01:00

Españoles supervisando la llegada de esclavos africanos a las minas de La española

Ediciones Encuentro/ F. Larramendi, 2005. 415 páginas

El último libro de José Andrés-Gallego viene a cubrir un importante hueco en la historiografía sobre la esclavitud en las sociedades atlánticas de los siglos XVI-XIX.

Con una voluminosa documentación de archivo (expedientes judiciales de causas incoadas a instancias de los esclavos) y bibliográfica (tratados jurídicos y obras morales-religiosas de los siglos XVI-XVII) que sigue las técnicas de la microhistoria (preferencia por el conocimiento de datos concretos antes que por las grandes generalizaciones abstractas) el autor demuestra de forma palpable que los esclavos gozaron de una consideración jurídica y moral más benigna en los territorios de la Monarquía hispana que en el mundo anglosajón; y que el trato recibido fue más humano que en las colonias no hispanas del continente americano. El autor pone en evidencia que la población esclava de origen africano no sólo estaba legitimada para hacerse oír por los jueces, sino que la mayor parte de las veces ganó las causas que emprendió.

El estudio de la esclavitud fue asunto de acalorado debate historiográfico al final de la II Guerra Mundial. Coincidiendo con la intensificación a mediados del siglo XX de la lucha por el reconocimiento por la igualdad de las poblaciones de origen africano en EEUU, arreció una polémica académica en el mundo anglosajón sobre las causas, características y consecuencia de la esclavitud africana. Eric Willimans subrayó en 1944 que la esclavitud no nació como el resultado de un planteamiento racista, sino como consecuencia de una necesidad económica (conseguir mano de obra que no reclamara derechos civiles, sociales ni políticos); y que su abolición no fue el resultado de la aplicación de sentimientos humanitarios o de igualdad jurídica, sino porque la mano de obra esclava dejó de ser rentable. En 1945 Gilberto Freyre recordó en una obra clásica que el trato que se dio a los esclavos de origen africano en Brasil durante los siglos XVI-XVIII fue más benigno que en las plantaciones sureñas de los EEUU, debido a que se realizó en el contexto de las relaciones familiares y se inscribió en la tradición jurídica y las creencias religiosas portuguesas. En 1946, Tannenbaum aclaró que la situación de los esclavos fue mejor en los territorios de la Monarquía hispana que en las colonias anglosajonas. Obviamente, entonces se partió de claros sentimientos nacionalistas y de complejos de culpa más digeridos. A partir de entonces, multitud de historiadores se afanaron en aportar datos e ideas para apoyar una u otra tesis. Casi todos centraron sus análisis en la historia de EEUU, algunos dirigieron su mirada a Brasil y muy pocos se ocuparon de la Monarquía hispana.

Posteriormente, algunos investigadores destacados (Berta Ares, Vicente Cortés, Guimerá, Hönefeldt, Javier Laviña, Manuel Lucena, Jesús Navarro, J. A. Saco, Francisco Solano, entre otros) profundizaron desde distintos ángulos en la comprensión de la esclavitud en los territorios de la Monarquía hispana. En 1993, Peter Kolchin reabrió la polémica al poner de manifiesto que el trato que se había dado al esclavo en las plantaciones algodoneras y tabaqueras estadounidenses fue mejor que el dispensado en las haciendas azucareras y en los arrozales de Brasil y Cuba coloniales, respectivamente.

El excelente libro de Andrés-Gallego tiene la virtud de presentar al lector un claro estado de la cuestión de la polémica sobre la esclavitud y de incorporar una rigurosa investigación con documentación de primera mano. Al lector puede sorprenderle que las nuevas formas de explotación laboral del siglo XXI no cuenten con la misma atención que los juristas y moralistas de la época moderna dispensaron a la esclavitud africana. Hoy, el trabajador sin papeles, al negársele la consideración de ciudadano, puede estar más expuesto a los abusos laborales incluso que el esclavo de la época moderna.Al parecer, la ilegalidad se ha convertido hoy en el mejor aliado de la extensión de las extorsiones. De nuevo se comprueba que el estudio de la época Moderna nos brinda más claves para entender la actualidad de lo que imaginamos.