Ensayo

Las genealogías

Margo Glantz

15 junio, 2006 02:00

Margo Glantz. Foto: Begoña Rivas

Pre-Textos.Valencia, 2006. 226 páginas, 18 euros

El apellido Glantz no nos suena a mexicano; sin embargo, su autora, profesora universitaria en México y en múltiples universidades estadounidenses y de todo el mundo, novelista, ensayista y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, nació en Ciudad de México en 1930. En la página inicial, relata los avatares editoriales de este libro en el que se intentan descifrar los orígenes familiares y los avatares de un grupo de judíos rusos que pretendían llegar a los Estados Unidos y cuyo destino los ancló en México. Tal vez exista una memoria judía -Margo Glantz se interroga sobre su naturaleza, de existir, aunque no la define con precisión-, pero este libro es la memoria viva con sus repeticiones, sus diferentes tiempos, con figuras muy conocidas del mundo de las letras y de las artes, reproducción de conversaciones fragmentarias con su padre o su madre, tíos, abuelos o conocidos que podían suministrarle alguna información sobre un pasado que se torna presente por la magia de la palabra y del recuerdo. El sentido del humor, tal vez judío, tiñe estas páginas y vela su dramatismo: "Yo desciendo del Génesis, no por soberbia, sino por necesidad·, asegura. El texto se publicó por entregas en el periódico mexicano "Unomásuno", que llegó a dirigir. De regreso de un viaje a la URSS, se publicó en forma de libro en 1981. La SEP lo reeditó en 1987, ampliado. Alfaguara lo volvió a editar en 1990, con un breve "post-scriptum" en 1990 y 1997. Esta nueva aparición se ha enriquecido con otras fotografías familiares.

Porque bastante le debe también el libro a los álbumes fotográficos de familia, además de a la memoria oral, a menudo traicionera. Pero la combinación de ambos medios conforman un libro apasionante. Resulta difícil abandonar una lectura por la que desfilan, más o menos de refilón, Trotski, Lenin, Frida Kahlo y Diego Rivera, Manuel Puig y Nélida Piñon, Eisenstein y Maiakovski, Berta Singerman, Scholem Ash, Chagall, la promoción de Mariano Azuela, Arreola, Sergio Pitol o José Emilio Pacheco junto a los hermanos y hermanas de Margo, sus padres y tíos, sus hijas , los diversos paisajes, episodios históricos vividos y tantos escenarios diversos que multiplican la imagen de la narradora en una infinidad de espejos. No nos hallamos ante una mera autobiografía, aunque abunden las referencias a su autora, sino en una búsqueda de identidad en la que confluyen los orígenes judíos, rusos y ucranianos y el crisol mexicano, tan distinto de sus ancestrales costumbres. Pero la aventura personal de Glantz nos lleva también a otros escenarios. Acompañará a su padre a Nueva York, donde conocerá a Singer; se bautizará en una iglesia católica y recibirá, incluso, la comunión; se casará con un no judío; es decir, irá rompiendo tabúes mientras revuelve en el saco abierto de los recuerdos.

Medio siglo desfila en este libro contemplado desde una original perspectiva: la de una mujer, con lo que ello supone en la tradición judía y en el país de acogida. "Cuando trataba de escribir, entre 1979 y 1981, Las genealogías, mis padres recordaban aún con bastante claridad su pasado". Su padre murió el 2 de enero de 1982. Advertirá el lector la gran admiración que llegó a despertar en la escritora. Y su madre el 13 de mayo de 1997, con casi 95 años. A ella le dedica unas últimas y emocionadas líneas que por sí solas merecerían el recuerdo. Un excelente libro.