Image: Los Borgia

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Ensayo

Los Borgia

Juan Antonio Cebrián

5 octubre, 2006 02:00

Supuesto retrato de Lucrecia Borgia, de B. Veneto

Temas de Hoy. Madrid, 2006. 250 páginas, 19’50 euros.

El estreno en estos días de la película Los Borgia, dirigida por Antonio Hernández y con Paz Vega, Eloy Azorín, Eusebio Poncela y ángela Molina en el reparto, trae como complemento la publicación de este libro de Juan Antonio Cebrián que, con toda prudencia, el propio autor presenta como obra de divulgación histórica. Es, en ese sentido, lo más ajustado que pueda pensarse para el propósito que persigue.

Sin complicaciones narrativas, Cebrián traza una biografía cronológica del Papa Alejandro VI (Játiva, 1431-Roma, 1503) y de los cuatro hijos que tuvo de Vannozza Catanei. El libro se lee con facilidad y no presenta problemas interpretativos de ningún género. Su objeto no es la concepción política del Papa valenciano, sino los hechos: los hechos políticos y los hechos amatorios principalmente. Leyendo este libro, se entiende mejor que, unos años después, Lutero se rasgara las vestiduras por la inmoralidad que vio en Roma y que eso provocara la reunión del concilio de Trento, que cambió el rumbo de la Iglesia, también (por no decir sobre todo) en el plano moral.

El libro está bien informado. Hay algunos errores que pueden sorprender a los lectores más avisados, como el nombre que se le da a la bula Inter coetera. Juan Antonio Cebrián hace el esfuerzo de ser ecuánime; cosa realmente difícil para un escritor a quien no se le ve entusiasmado por el ejercicio del poder pontificio, ni malo ni bueno, y cuenta, además, la historia que cuenta. Lo que narra oscila entre lo truculento y lo curioso. Hay puntos que merecerían explicación: por qué, por ejemplo, Alejandro VI acogió a los judíos que acudieron a Roma al ser expulsados de España en el año 1492. Por otra parte, las decisiones politicas de Alejandro VI fueron las del último pontífice que se atrevió a afirmar rotundamente su autoridad suprema sobre lo temporal, no únicamente sobre lo espiritual. Justamente algunos de los hechos que narra Cebrián en el libro fueron los que dieron lugar a la réplica del dominico Francisco de Vitoria; réplica que pasa por ser el origen del derecho internacional y, sin duda, es el primero que lo razonó y sistematizó. El dominico probó y publicó, sencillamente, que el Papa valenciano no tenía derecho a tomar las decisiones que tomó sobre América.

El libro se detiene con la muerte del Papa y de los cuatro vástagos habidos de la Catanei. Si lo continuara Cebrián, sin duda alguna el lector se sorprendería de cómo la familia Borgia se adaptó a la corrección del camino que llevaron Alejandro VI y tres de sus hijos y que dio lugar al giro de Trento. Baste recordar que el nieto de uno de ellos -Francisco de Borja (porque "desitalianizó" el apellido Borgia y lo devolvió a sus orígenes) fue duque de Gandía, virrey de Cataluña y el segundo hombre importante de la familia (el primero detrás de su bisabuelo, Alejandro VI). Fue aquél que, ante el cadáver de la emperatriz Isabel, esposa de Carlos V, decidió nunca más servir a señor que se le pudiera morir, según la frase que se haría famosa. Enviudó en el año 1546; acabó como uno de los generales más importantes y eficaces que tuvo la Compañía de Jesús y lo canonizaron muy pronto, en el siglo XVII. Y no fue sino el más sobresaliente de una saga de biznietos del papa Alejandro que, por fortuna, no siguieron los pasos de su abuelo. Ya se ve que de algo bueno sirvió, en el peor de los casos.

Una familia de leyenda

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Pocas familias han resultado, a lo largo de la historia, tan fascinantes para los escritores como los Borgia. Así, Planeta acaba de reeditar el libro de Mario Puzo; Valdemar ha recuperado La Roma de los Borgia de Apollinaire, y existe un cómic de Milo Manara y Jodorowsky titulado Los Borgia. Sangre para el Papa (Norma). Como contrapunto, hay que mencionar Los Borja. Familia y mito, de Joan F. Mira (Bromera), que combate la leyenda negra de la familia.