Ensayo

Fénix de España

Ed. de P. F. Albadalejo

25 enero, 2007 01:00

Carlos III, almorzando ante su corte, de Luis Paret (1770)

Marcial Pons, Madrid, 2006. 390 páginas, 22 euros

El libro recoge las ponencias de un congreso-homenaje al profesor Antonio Mestre, antiguo catedrático de las Universidades de Alicante y Valencia, cuyas investigaciones abrieron camino a un mejor conocimiento del siglo XVIII español. El Ave Fénix simboliza las ansias de renovación y renacimiento de una cultura enfrentada en aquellos años a la doble opción, no siempre fácil de armonizar, de reivindicar los numerosos logros de la propia tradición o subirse al carro de propuestas ajenas, que se presentaban a sí mismas como la modernidad frente al pasado. Tal disyuntiva marcó en buena medida la cultura hispana de la Ilustración, al socaire de fenómenos de carácter político, social o económico, como la desaparición de la monarquía española de los Austrias, el auge de la Europa atlántica o la consolidación de sectores sociales burgueses en los países más avanzados del Viejo Continente. En cuanto al periodo cronológico propuesto, es de destacar el acierto en elegir dos fechas vinculadas a la propia realidad cultural, frente a la propensión de los historiadores a clasificar el conjunto de la realidad histórica dentro de los límites de los distintos reinados.

Los autores de los textos aportan su visión particular desde sus respectivos terrenos de investigación. Chantal Grell se ocupa de la educación de los príncipes franceses durante el XVIII, y observa la progresiva decadencia del latín y la historia antigua frente a la historia de los tiempos más recientes o las llamadas disciplinas útiles, como el derecho, las lenguas vivas o las ciencias. Jesús Pérez-Magallón resalta la importancia y variedad de la cultura española e hispanoamericana de finales del XVII, en contra de una idea de decadencia impuesta en buena parte desde fuera por las potencias que se arrogaban la construcción de la modernidad. Ruth A. Hill estudia el dirigismo cultural promovido por los Borbones, con la finalidad de proyectar a ambos lados del Atlántico una nueva concepción de la identidad hispana, basada en valores como el amor, la paz o las letras.

El coordinador del libro, Pablo Fernández Albaladejo, en la línea de sus investigaciones sobre la aportación de la historiografía a la construcción de la identidad hispana, analiza la "España Primitiva" de Huerta y Vega. Su discípulo, José María Iñurritegui, estudia las vinculaciones entre la construcción intelectual de la nación y el nuevo concepto "moderno" de heroísmo literario. Joa-quín álvarez de Barrientos se ocupa de la exaltación de la Monarquía y la nación española en el sistema de adornos proyectado por Martín Sarmiento para el nuevo Palacio Real de Madrid. Fernando R. de la Flor estudia el nuevo modelo de santidad que supuso la canonización de los jesuitas Estanislao de Kostka y Luis Gonzaga. En sendos artículos, David T. Gies y Andreas Gelz, tratan de la articulación de la nación en el teatro, la prensa y la literatura de costumbres. Juan Pimentel analiza los fallidos proyectos cartográficos y de creación de un gabinete natural. Enrique Giménez estudia el antijesuitismo previo a la expulsión, haciendo notar, entre otros aspectos, sus similitudes con el antijudaísmo.

El libro, que cuenta también con trabajos de Julián Viejo, Françoise étienvre, P. álvarez de Miranda, o José M. Portillo, se cierra con unas reflexiones de Antonio Mestre, y las conclusiones del congreso del hispanista francés François López. Se trata pues de un libro imprescindible para conocer la cultura hispana de mediados del XVIII y sus vinculaciones con el desarrollo de la identidad española.