Ensayo

El proyecto Williamson

John Grisham

8 febrero, 2007 01:00

John Grisham. Foto: Festivaletteratura

Traducción de Mª A. Menini. Ediciones B. Barcelona, 2006. 413 páginas, 21 euros

La materia judicial en Estados Unidos tiene una larga tradición tanto en el mundo literario como en el cinematográfico. Es un género clásico y muy popular. Muchas personas ajenas al mundo del derecho sabemos que es un habeas corpus o cómo se desarrolla un juicio a través de la ficción. En esta obra, Grisham se aleja del mundo de la fantasía para ofrecernos la aterradora historia de un caso real. El protagonista es Ron Williamson, un fracasado jugador de béisbol, con una personalidad disfuncional, que es acusado y condenado en 1988 a pena capital por un asesinato que no cometió. Dennis Fritz, sólo por ser amigo suyo, fue acusado de participar también en la muerte de Debbie Carter, ocurrida en 1982, y condenado a cadena perpetua. En 1991 el Tribunal Penal de Apelaciones ratificó por unanimidad la condena y pena de muerte de Ron. Mientras, los jóvenes permanecieron encarcelados, víctimas de numerosas irregularidades, violaciones de los derechos humanos, así como de un cúmulo de arbitrariedades por parte de la policía y del sistema judicial.

A lo largo de esta narración, Gri-sham, con precisión casi notarial, nos muestra la maraña surrealista y dantesca que fueron los procesos de incriminación y acusación, así como los testigos y pruebas que en los juicios se fueron aportando, algunas con nula o casi inexistente base científica. Les robaron doce años de sus vidas, por una acusación contraria a derecho. Sólo en 1999 estas personas volvieron a ser ciudadanos libres.

Nuestro autor, con la propiedad del abogado que ejerció durante tantos años, nos ofrece un minucioso recorrido por la vida de Ron, un joven de la pequeña localidad de Ada, en Oklahoma, uno de los Estados del llamado "Cinturón de la Biblia" americano. La extraordinaria documentación así como el concienzudo rescate de todos los hechos acaecidos, hacen de este libro un impactante documento. Grisham nos ofrece una impactante galería de los horrores sufrida por este inocente, quien, como tantas personas sin recursos económicos, fue fagocitado por un sistema laberíntico y costoso. Sólo a través de las actuaciones individuales y casi heroicas de algunos profesionales, pudo disponer de una verdadera justicia.

Sabemos así de la importancia de instituciones como el "Proyecto Inocencia", de la Escuela de Leyes Benjamín N. Cardozo, en Nueva York, creada en 1992 por Barry C. Scheck y Peter J. Neufeld: clínica sin ánimo de lucro de medicina legal para realizar pruebas de ADN que puedan demostrar la inocencia de encausados sin recursos. Cuando el Tribunal Supremo de los Estados Unidos reanudó las ejecuciones en 1976, y tras debatir la innovación de la inyección letal como método de ejecución más "piadoso", Oklahoma fue el primer Estado en adoptarla, pero no en utilizarla: esperó hasta 1990, y desde esa fecha tiene el siniestro privilegio de haber ejecutado más convictos per cápita que cualquier otro Estado de esa nación.