Image: Cuestión de énfasis

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Ensayo

Cuestión de énfasis

Susan Sontag

22 febrero, 2007 01:00

Susan Sontag. Foto: Pedro Carrero

Traducción Aurelio Major. Alfaguara. Madrid, 2007. 389 páginas, 19’95 euros

Indudablemente los gustos literarios en Europa y Estados Unidos responden a inescrutables motivos que propician un cierto subjetivismo interpretativo a cada lado del Atlántico. John Steinbeck o Paul Auster son dos autores consagrados en la vieja Europa cuando tal admiración no resulta unánime en su propia patria; y lo mismo ocurre en el mundo de la crítica con firmas tan reputadas como Gore Vidal o Susan Sontag. La respuesta a semejante enigma podemos encontrarla en el último volumen recopilatorio de Sontag, Cuestión de énfasis, donde incluso llega a afrontar de forma explícita la cuestión en "La idea de Europa (otra elegía más)" y escribe: "Si he de describir lo que para mí representa Europa como estadounidense, comenzaría por la liberación. La liberación de lo que en Estados Unidos pasa por cultura". Postura antecedida por "… no pienso a menudo en lo que para mí representa Europa en cuanto estadounidense, pienso en lo que representa para mí en cuanto ciudadana de la literatura; la cual es una ciudadanía internacional" (pág. 326). Más de uno pudiera pensar que nada ha cambiado desde hace un siglo, desde que Henry James o T. S. Eliot viajaron de Nueva Inglaterra a Londres.

Pero regresemos al tema. Cuestión de énfasis es una recopilación de más de cuarenta ensayos escritos entre 1982 y el 2000 y estructurados en tres partes claramente definidas: "Lecturas", "Miradas" y "Allí y aquí". En cada una de las partes analiza -y no resulta exagerada la expresión- aspectos inherentes a la literatura, las artes visuales y, en la tercera, reflexiones y recuerdos sobre su propia producción literaria. Tratándose de un volumen de ensayos la comparación con Contra la interpretación se antoja obligatoria -ella misma lo hace en uno de los ensayos- y en cierta forma Sontag continúa tratando temas similares aunque la perspectiva resulte distinta. Tal como expresa la propia autora, "Cómo circunscribir y refinar una historia y cómo abrir una historia son dos aspectos de la misma tarea" (pág. 35). Para algunos tal vez resulte más compacto y homogéneo su ya consagrado y canónico volumen, y si ello es así encontraremos la explicación en la naturaleza propia de los ensayos, escritos originalmente para revistas tan dispares como el "New Yorker" o "Casa y Jardín". Algunas de ellas incluso fueron escritas en idiomas distintos al inglés. Sin embargo, no ha perdido un ápice de aquella mítica radicalidad intelectual que sacudiera a la sociedad norteamericana de los 60. Ahora las formas son, efectivamente, más suaves pero el mensaje continúa siendo igualmente trasgresor, rupturista y crítico. Incluso podemos observar idéntica energía, entusiasmo y, por qué no decirlo, vehemencia juvenil; en el dedicado a Roland Barthes, en "Lecturas", llega a afirmar con absoluta convicción que, de cuantos intelectuales franceses surgieron tras la II Guerra Mundial, será Barthes quien indudablemente perdurará a través de los años. Desconozco lo que la historia guarda para el autor de S/Z o Semiotic Challenge, pero convendremos que el francés no es actualmente uno de los autores por el que se interesen especialmente lectores o academia y que el estructuralismo no está atravesando sus mejores momentos. Sí que resulta más interesante en esta primera sección su "Carta a Borges" o la defensa de autores no tan populares como los mencionados: el brasileño Machado de Assis o el suizo Robert Walter principalmente.

La segunda sección puede resultar un tanto farragosa, especialmente aquellas entradas referidas a la fotografía pues, al desconocer y no incluirse el referente, el lector llega a perderse en un cúmulo de impresiones, evocaciones y comentarios de "algo" que desconoce. Pero la tercera sección suple con creces las posibles frustraciones de la segunda. Aquí encontraremos la pieza más interesante y personal, "Esperando a Godot en Sarajevo", donde narra sus experiencias para representar la inmortal obra de Beckett en una ciudad machacada en el conflicto bélico y dónde el mensaje de la obra adquiría una significación especial.