Los 70 a destAjo
José Ribas
7 junio, 2007 02:00José Ribas. Foto: Berna
Cincuentón, calvorota y con marcadas bolsas en los ojos, José Ribas Sanpons ha escrito una autobiografía que se lee de un tirón pese a su extensión. Los 70 a destajo. Ajoblanco y libertad rezuma interés, morbo y rigor intelectual. En el trasiego que impone la Feria del Libro de Madrid, este volumen se ha convertido en una estrella rutilante en el panorama cultural español. Con el pretexto de escribir una crónica de la revista Ajoblanco, lo que ha hecho Pepe Ribas es trazar una magistral panorámica desde los años que preceden a la muerte del general Franco hasta la llegada al poder del PSOE.En 1973 Pepe Ribas, capitaneando una banda de jóvenes antiautoritarios y sedientos de cultura, comienza a planear una publicación capaz de absorber las demandas de una generación sin maestros que ya no admite los moldes sociales de sus padres. Tras mil peripecias, el primer Ajoblanco sale a la calle en 1974. Su navegación es tormentosa, pues, si bien llega a tirar 100.000 ejemplares, en muchos momentos está al borde de la quiebra. En 1980 Pepe Ribas se ve obligado a cerrar la revista. No por ello se rinde, y en 1987 reaparece Ajoblanco hasta que en 1999 las nuevas condiciones de mercado hacen inviable la publicación y obligan de nuevo a su clausura. En 2003, un recopilatorio dedicado a los treinta años de la publicación de Ajoblanco da alas a Pepe Ribas para que junto a Toni Puig (eterno compañero de redacción) y Javier Esteban lancen el tercer Ajoblanco como un laboratorio de ideas que pronto deja de venderse en quioscos.
La tremenda potencia tractora de este volumen radica en una infrecuente coincidencia de elementos. En primer lugar, en Pepe Ribas hay personaje. Viene de una de esas familias catalanas que mezclan una considerable capacidad para montar negocios con un refinado gusto por la música, la pintura, los libros o, en definitiva, la cultura. Al final, todo ello se produce con un sentido del orden y del dinero sabiamente mezclados que se traduce en unas habilidades sociales que constituyen una inestimable ayuda para andar por la vida. Pepe Ribas estudia en los jesuitas de Sarriá y en las facultades de Económicas y Derecho de la Universidad de Barcelona. Su privilegiada situación le abre el compás de la vida. Tercer hijo tras dos hermanas, es un niño mimado que veranea en la exquisita villa pirenaica de Camprodón y que pronto descubrirá el inolvidable paisaje de los pueblecitos perdidos del Ampurdán gerundense. Además de tener cosas que contar, Ribas tiene una escritura aguda, inmisericorde y amena. Desde su juventud ha escrito tanto prosa como poesía, y eso es algo que el lector agradece página a página. Por si esto fuera poco, este libro funde los recuerdos de su autor conservados a través de cartas, notas y diarios con decenas de entrevistas a compañeros de batalla. La memoria que recupera Pepe Ribas entrecruza la literatura del yo, que registra la angustia de sus elecciones sexuales, con la historia política de la transición y la intrahistoria, en sentido unamuniano, del brillante grupo que emprende la aventura de poner Ajoblanco en los quioscos. Si el registro de la vida íntima y cotidiana de Ribas y su grupo generacional ya justifica en sí este volumen, la reflexión política sobre lo que sucede en la España de esos años añade, de modo exponencial, valor al texto. Pepe Ribas hace desfilar sin pudor y con pluma crítica al variado elenco de personajes que en los años anteriores a la muerte de Franco pueblan la cultura y la política. Los catalanistas de la Assemblea de Catalunya, del PSUC, de Bandera Roja, de la LCR o de la CNT configuran un juego de intereses al que no es ajena la propia CIA. Con todo ello el autor ha sabido conformar una visión profunda del último franquismo y del comienzo de la transición política española.