Ensayo

Duque de Berwick. Memorias

Duque de Berwick

20 septiembre, 2007 02:00

Duque de Berwick. Foto: Archivo

Edición de P. Molas Ribalta. Trad. de Jaime L. Miralles. Universidad de Alicante, 2007. 574 páginas, 32 euros

El duque de Berwick es un personaje fundamental para la historia de España. Entre otras cosas, él fue el general que consiguió la decisiva victoria de Almansa, hace ahora 300 años, que asentó en el trono a Felipe V de Borbón, y el que conquistó Barcelona en 1714. Hijo natural de Jacobo II, último rey inglés de la dinastía Estuardo, destronado en 1688, el futuro duque fue reconocido por su padre, lo que le convirtió en Jacobo Fitz-James, en alusión a su bastardía. Exiliado en la corte de Luis XIV, al igual que su padre, Jacobo llegó a ser uno de los principales generales de su tiempo, al servicio siempre de los reyes de Francia, así como de la causa de los Estuardo y sus fallidas intentonas por recuperar el trono. La victoria de Almansa le valió la grandeza de España de primera clase y la concesión de los ducados de Liria y Jérica, en el reino de Valencia, cuyos descendientes heredarían, tiempo después, el título ducal de Alba.

Dada la importancia del personaje, resulta sorprendente que sus memorias no hayan sido editadas nunca en España, por lo que la edición que ahora se presenta sirve para compensar un vacío imperdonable. Tal vez por ello, la Universidad de Alicante se ha esmerado en la edición, que ha contado además con la colaboración de un especialista de primer orden, el profesor Pere Molas Ribalta, uno de nuestros mejores conocedores del siglo XVIII, al que ha dedicado numerosas publicaciones. La edición -enriquecida por el estudio introductorio y las notas a cargo de Molas- es la traducción de la que se hizo en París en 1778, que criticaba una primera aparecida en 1737, pocos años después de la muerte del duque. En ella se incluyen también los dos amplios apéndices documentales que figuraban al final de cada uno de sus dos tomos.

Berwick es ante todo un militar, que pasó buena parte de su intensa vida combatiendo en distintos lugares de Europa. En sus memorias predomina la descripción de las campañas y los hechos de armas. Aunque carece de la pluma, la capacidad crítica y la ironía de su amigo Saint Simon, nos proporciona también su visión de los personajes, la política y el mundo cortesano al que tuvo acceso, esencialmente en Francia y en España. Los tres grandes centros de interés de las memorias son la política francesa -sobre todo en cuestiones militares-, la lucha de los Estuardo por recuperar el trono de Inglaterra y la intervención en la guerra de Sucesión de España. Ciñéndonos a este último aspecto, que es seguramente el que más nos interesa, constituyen una fuente de primera importancia para conocer los planes militares y su realización, las pugnas cortesanas que él vivió de cerca, sus opiniones sobre los distintos personajes, así como sobre las decisiones que se adoptaron por parte de ambos bandos y su influjo en la marcha de la guerra. En diversas ocasiones, destaca la excepcional lealtad de los españoles -especialmente las dos Castillas y Andalucía- a Felipe V, como el elemento decisivo que le aseguró el trono en los momentos críticos en que parecía perdido. No deja de ser curioso que Berwick fuera sobrino carnal, por parte de su madre, Arabella Churchill, de John Churchill, duque de Malborough, leal a los nuevos reyes de Inglaterra, y que habría de ser, en la guerra de Sucesión, uno los principales generales del bando austracista, lo que no impidió las relaciones entre ambos.

En realidad, las memorias llegan hasta 1716. Después, las noticias sobre la vida del duque -breves y en tercera persona- parecen deberse a la autoría de un británico jacobita exiliado. Berwick recibió también cargos, títulos y tierras en Francia, que darían origen, junto a la española, a la otra rama noble de sus descendientes (los duques de Fitz-James). Ironías del destino, cuando en 1719 Francia se integró en la Cuádruple Alianza, formada para combatir contra España, que había vulnerado los tratados de Utrecht apoderándose de Cerdeña y Sicilia, el duque de Berwick, tan ligado a Felipe V y a España pero súbdito al cabo de Luis XV, hubo de ponerse al frente del ejército encargado de atravesar los Pirineos. Antes, devolvió el toisón de oro, pues los ducados de Liria y Jérica los había cedido ya en 1716 a su hijo Jacobo Francisco, único habido de su primer matrimonio. Tal como escribió entonces a su primogénito: "Yo soy francés y tú español", y más adelante: "Yo cumpliré con mi deber como corresponde a un soldado leal". Tras haber sido gobernador de Limousin y de Guyena, y miembro del consejo de Regencia, fue sacado de la vida retirada que llevaba en sus dominios cuando, en 1733, comenzó una nueva guerra entre Borbones y Austrias con motivo de la Sucesión de Polonia. Al año siguiente murió, alcanzado por un proyectil, mientras inspeccionaba una trinchera en el sitio de Philipsburg.