Ensayo

Historia de la Literatura Universal: I. De los inicios al Barroco. II. Del Barroco a nuestros días

Martín de Riquer y José María Valverde

4 octubre, 2007 02:00

Gredos. Madrid, 2007. 747 y 853 páginas, 29 euros c/u

Nadie se atrevería hoy a publicar en dos volúmenes nada menos que la historia de la literatura universal. Posiblemente tampoco en el momento de su primera edición en los lejanos años de 1957-1959, cuando Martí de Riquer (nacido en 1914) y José María Valverde (1926-1996) iniciaron una fecunda colaboración que se prolongaría, entre otras obras, en la de 1984-1986, con idéntico título, publicada por la editorial Planeta en diez lujosos volúmenes. José María Valverde bien merecería más atención; no sólo como poeta y maestro de poetas, sino como crítico y editor, además de traductor a tan diversas lenguas. Llegó de catedrático de Estética a la Universidad de Barcelona y, tras las expulsiones de algunos catedráticos de la madrileña, se exilió voluntariamente a los Estados Unidos y más tarde a Canadá; aunque regresaría de nuevo a la de Barcelona, al seno de la editorial Planeta donde campeaba Martín de Riquer. Tuve la fortuna de ser alumno del último y amigo personal del primero. Pero de la ingente obra de Martín de Riquer lo mínimo que puede decirse es que resulta irrepetible.

Tampoco nadie hoy, salvo alguno de sus discípulos, es capaz de asumir, como ha conseguido, tal suma de conocimientos renovadores: literaturas románicas medievales (provenzal, francesa medieval, catalana, castellana, italiana). Pero a ello debemos añadir sus conocimientos del Quijote, del Tirant lo Blanc (que despertó el interés de Mario Vargas Llosa), de la literatura española de los siglos XVI y XVII. Pero, a la vez, se convirtió en uno de los grandes especialistas de todo aquello que conformaba la vida de los caballeros: sus complicados atuendos militares o la heráldica.

Si le divertía, podía convertirse en historiador de su propia familia: Quinze generacions d’una familia catalana, reeditado en 1999. La editorial Acantilado ha ido publicando algunas de sus obras casi cada año desde 2003 y anteriormente lo hizo Espasa-Calpe. Y con A. Comas y J. Molas perdura una clásica historia de la literatura catalana. Quienes fuimos sus alumnos y tuvimos la fortuna de asistir a aquellas apasionadas exposiciones de la literatura francesa medieval (Chrétien de Troyes, por ejemplo) nunca olvidaremos su pasión por la literatura. Riquer nos descubrió a los trovadores y a su Cerverí de Girona, la Chanson de Roland; pero siempre ha sido un lector apasionado de novelas policíacas. A sus noventa años declaraba que nunca trabajó, porque dar clases de literatura o escribir sobre ella siempre le divirtió y jamás lo consideró trabajo. Yo mismo escribí mi tesis de licenciatura sobre un texto provenzal catalán bajo su dirección. Recuerdo aquellas visitas a su despacho en su casa de la calle Camelias, cuando me señalaba una estantería y parte de ella diciéndome: "Mire, aquí, en este pequeño espacio está toda la literatura provenzal".

Luego le llegaron toda suerte de honores y premios: miembro de la Real Academia Española, presidente de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, doctor honoris causa de diversas universidades, preceptor del Rey. Mientras su familia iba de vacaciones, él se quedaba en casa trabajando, divirtiéndose. Afortunadamente su hija Isabel ha seguido sus pasos y ha recuperado parte de sus trabajos eruditos y su hijo Borja se ha convertido en un destacado historiador. Nieto de uno de los dibujantes y pintores modernistas más considerados, Alexandre de Riquer, desde su juventud, antes aún de que la Guerra Civil separara a los españoles en facciones, deslumbraba por su conocimiento del catalán medieval. Pero ¿y esta Historia de la literatura universal, I y II? Por fortuna, no es un mero catálogo de autores y obras, salvo en aquellas zonas donde el desconocimiento de los autores era absoluto.

Riquer y Valverde exponen en la introducción: "Hemos pretendido, en resumen, hacer una [obra de lectura], sin disminuir por ello la exigencia en el esfuerzo de información y seriedad científica, pero ocultando ese andamiaje técnico del trabajo; un libro que sea como una narración sobre los libros inmortales que el hombre ha ido dejando atrás, duraderos en su fragilidad, al pasar por el tiempo; un libro, que estimulando el apetito de leer los textos mismos, ayude a saciarlo, sirviendo de mapa en el interminable y maravilloso viaje por la literatura universal".

El lector de hoy, que dispone de Internet y de tantos artilugios informativos, debe tener, pues, en cuenta que la obra no busca "estar al día" (el capítulo sobre la novela española actual es un ejemplo de inactualidad), ni siquiera los criterios con los que se juzgan los períodos históricos son equitativos. Por ejemplo, la poesía provenzal se extiende en detrimento de otros períodos. Y nada digamos de la novela japonesa o del tan extenso capítulo dedicado a Rilke (que Valverde tradujo). En ocasiones se citan fragmentos. Pero conviene advertir que éste es un paseo lúdico y personal por la literatura de todos los tiempos y países, algunos inéditos y tratados de segunda referecia. Valverde y Riquer nos ofrecen, incluso, una personal versión de la excelsitud literaria que uno puede o no compartir. Ambos se sirven de una estética que merecería un análisis. Los dos volúmenes carecen de bibliografía, innecesaria dado el sentido del trabajo, aunque hubiéramos agradecido una breve introducción informativa y un índice onomástico, siempre útil.