Image: Vencer el miedo. Mi vida contra el terrorismo islámico

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Ensayo

Vencer el miedo. Mi vida contra el terrorismo islámico

Magdi Cristiano Allan

17 abril, 2008 02:00

Foto: Archivo

Traducción de Gabriel Rosón. Encuentro. Madrid, 2008. 224 páginas, 21 euros

La imagen ha dado la vuelta al mundo y no es para menos: un musulmán inclina la cabeza para que el propio Benedicto XVI le bautice en la basílica de San Pedro. No es necesario ser católico para sentirse impresionado. Para todos aquellos que, creyentes o no, estamos convencidos de que la libertad religiosa es uno de los pilares de la dignidad humana, la libre decisión por la que una persona cambia de fe representa el ejercicio de un derecho sagrado. En España hay conversos al Islam que están contribuyendo al diálogo entre culturas y ello es admirable, pero lamentablemente no resulta tan fácil para un musulmán convertirse al cristianismo, porque se expone a represalias de los islamistas fanáticos. Magdi Allam, periodista italiano de origen egipcio, ha tenido que vencer su miedo para dar ese paso de manera tan pública y Vencer el miedo es precisamente el título de un libro suyo que ahora aparece en España, en una traducción en general correcta, pero no exenta de errores.

Quienes incitados por la polémica que ha provocado su conversión busquen en Vencer el miedo un ataque al Islam, se verán decepcionados. Allam recuerda con cariño el ambiente entrañable y tolerante que rodeó su niñez musulmana en El Cairo, tanto como lamenta la deriva integrista que vino después. Impresiona sobre todo el recuerdo de su madre, una mujer que le dio un ejemplo de entrega, de amor, de fe en el Dios de la Misericordia, una mujer que en sus fotos juveniles llevaba trajes estampados de flores y mostraba libremente sus largas trenzas castañas, pero que en sus últimos años, trascurridos en Arabia Saudí, se dejó ganar por el integrismo wahabí. Musulmana practicante, cuando la abandonó su marido al poco de nacer Magdi, le llevó a una escuela de monjas combonianas y luego a un colegio de curas salesianos, porque ofrecían en El Cairo de entonces una enseñanza de calidad, y sin embargo en sus últimos años conservaba una fotografía infantil de su hijo de la que había cortado la imagen de una de aquellas monjas, inaceptable para el rigorismo wahabí.

Además de un lamento por la pérdida del ambiente tolerante que se vivía en algunos países musulmanes hace cincuenta años, Vencer el miedo constituye un llamamiento a no dejarse vencer por el arma más poderosa con que cuentan los terroristas, los integristas y los fanáticos de toda laya: el propio miedo. Sin duda Allam lo ha vivido en los últimos años. Tras haber condenado los atentados palestinos contra civiles israelíes, supo en 2003 que Hamas estaba dispuesto a eliminarle y desde entonces ha vivido con escolta. Hay pues otro Islam, distinto del que vivió en sus primeros años, que le da miedo, y le asusta también la inconsciencia de muchos occidentales, capaces incluso de celebrar como actos de resistencia los atentados que se cometen en Iraq. Un motivo de esperanza lo encuentra en cambio en la labor de intelectuales musulmanes liberales, como la marroquí Fátima Mernissi, bien conocida en España.

Tres años después de haber publicado Vencer el miedo, Allam se ha convertido y hoy su nombre es Magdi Cristiano Allam. En una carta al director del periódico en el que escribe ha lanzado una dura acusación: más allá de la contingencia del terrorismo islámico, la raíz del mal está en un Islam que es "fisiológicamente violento e históricamente conflictivo". Probablemente exagera: en todas las tradiciones religiosas conviven elementos de intolerancia y de misericordia. Algunas reacciones de musulmanes moderados han resultado sin embargo inquietantes: entrevistado por Ignacio Cembrero uno de ellos, al tiempo que critica a Allam, no encuentra nada reprochable en que Arabia Saudí prohiba la apertura de iglesias y Argelia haya cerrado recientemente trece.