La pasión del poder. Teoría y práctica de la dominación
José Antonio Marina
18 diciembre, 2008 01:00José Antonio Marina. Foto: Domenec Umbert
Hace bien José Antonio Marina (Toledo, 1939) en aprestarse a captar la benevolencia del lector exigente cuando, ya desde la primera línea de su nuevo libro, avisa de lo ina-barcable del tema que pretende abordar. El poder, su origen y fundamentos, sus formas y estrategias, las variadas dramaturgias que despliega y los múltiples modos de concebirlo, ejercerlo o cuestionarlo constituyen un territorio tan vasto y laberíntico, que lo sensato parece renunciar de entrada a trazar una cartografía completa del mismo y contentarse con acotar debidamente alguna de sus parcelas más significativas.Y, sin embargo, en lugar de estrechar su horizonte temático, el texto de Marina se muestra ambicioso. Quiere intentar aprehender este fenómeno en su extensa gama de manifestaciones. Por eso comienza advirtiendo del error habitual consistente en reducir el poder al poder político. También hay poder en las relaciones amorosas y en las laborales, en la religión o en la familia. Es preciso asomarse a toda esa microfísica del poder cotidiano, preguntarse cómo se constituyen la personalidad autoritaria y la sometida, analizar la dominación desde el otro punto de vista, el del dominado, examinar las patologías de la dependencia, recorrer toda la esfera de sentimientos que moviliza el poder -del temor a la fascinación, de la rebeldía al sadismo- considerar las transiciones del poder personal al poder social y político. Pero, ¿cómo dar cuenta de un panorama tan amplio?
Para salir airoso del envite, Marina recurre a la fórmula que tan exitosa se le ha revelado en obras anteriores, ya sea hablando de la voluntad o de los sentimientos, del lenguaje o la razón, de Dios o la sexualidad: un hábil picoteo teórico por autores y temas, combinado con el comentario de datos relevantes tomados del estudio de casos y sugestivas anécdotas, donde las aportaciones de la psicología son las que mejor conoce y aprovecha. Recogiendo ideas esbozadas en otros libros suyos como La lucha por la dignidad, Los sueños de la razón o Anatomía del miedo, Marina adopta así en muchos capítulos una estrategia de exposición impresionista, que con formulaciones breves, cargadas de intención, transmite un repertorio básico de los diferentes aspectos del tema abordado. Este procedimiento permite una lectura grata y fluida del texto, alejado de toda pesadez doctoral. Pero también comporta sus riesgos. A veces, la manera en que Marina pasa por la obra de grandes pensadores es tan fugaz, que su loable propósito de condensar con claridad las ideas de éstos las atrapa en formulaciones equívocas, cuando no evita un contraste de pareceres que, como en el caso de Foucault o Bourdieu, tan conveniente resultaría para quien, como él, suele apelar al sujeto como a una instancia última o núcleo autorreferencial a partir del cual se origina el poder.
Por otra parte, no siempre se hace fácilmente identificable el hilo argumental en unos primeros capítulos que desarrollan un inventario tan exhaustivo de las figuraciones del poder. Allí mismo, sin embargo, agazapado entre el recuento de las pasiones e implicaciones psicológicas que suscita la liturgia de la dominación, hay un epígrafe esencial para la articulación del libro. El estudio del poder, nos dice entonces Marina, es una travesía desde la biología hasta la ética que pasa por tres fases: primero, la inteligencia humana potencia sin freno todos los deseos, también el de poder; luego, los mecanismos de dominación se van haciendo más simbólicos, pasando de la imposición a la seducción. Finalmente, surge la necesidad de legitimar el poder. Con Maquiavelo como genio inspirador, el autor anuncia en el capítulo octavo su tesis más escandalosa, también la más remarcable, que despliega de modo eficaz en la conclusión del libro: el orbe ético es una ficción necesaria de la inteligencia humana. No cabe legitimación del poder si no es desde una ficción constituyente, aquélla por la cual los humanos dotamos a nuestra naturaleza de una dignidad que se convierte en fundamento de derechos. Esta es una reformulación débil del "derecho natural", desprovisto ahora de su impronta teológica, y remitido a la luz que emana de nuestra "segunda naturaleza".
Un libro, pues, que, bajo la apariencia de un paseo distraído por los vericuetos del poder, se adentra en su núcleo; un libro que, en algunos momentos, da la sensación de haber quedado atrapado en el laberinto, pero que acierta al final a divisar su salida. Un libro, literalmente, de éxito.
Algo personal
¿Por qué el poder atrae tanto?
La especie humana está movida por tres grandes deseos, busca tres grandes objetivos: el placer, la vinculación afectiva, y la ampliación de las propias posibilidades. Este es el deseo de poder, que nos lanza hacia la propia perfección o hacia la dominación de otros. Por ello se trata de un deseo ambivalente, que fascina y repele, del que proceden el afan de libertad y de creación, y también la obsesión por imponerse y tiranizar.
¿Es imposible gobernar manteniendo las manos siempre limpias?
Ese debe ser el ideal del poder. Pero, como ya vio Maquiavelo, sólo en un mundo justo es posible que la bondad gobierne. Kouchner, ministro frances de Asuntos Exteriores, acaba de decir que "hay una constante contradicción entre los derechos humanos y la polìtica exterior de un Estado". Que eso lo diga el fundador de Médicos sin fronteras, y ardiente defendor del derecho de injerencia para la protección de los derechos humanos, es dramático.
¿Qué tiene que ver el poder con la violencia de género?
La violencia de género e la manifestación de un perverso poder tradicionalmente admitido que se resiste a morir. No hay que olvidar que el código civil español, hasta la reforma de 1975, decía que "la naturaleza, la historia y la religión indican que la mujer debe obediencia a su marido".
¿Qué nos prepara, tras ajustar cuentas con la religión, el deseo y el poder?
Creo que el tema del poder es fascinante y me gustaría seguir estudiado los modos concretos del ejercicio del poder político y económico. La microfísica del poder. Es difícil porque una de sus estrategias es la oscuridad y el secreto. Además, este libro plantea el tema de la "ficción ética y polìtica". Por ejemplo, la idea de soberanía, nación, contrato social, son ficciones legitimadoras que deben ser revisadas. Me gustaria continuar esta investigación. Los seres humanos necesitamos guiarnos por ficciones justas.