Domenchina. Artículos selectos
Juan José Domenchina
19 marzo, 2010 01:00Juan José Domenchina
Pero Domenchina (casado durante la República con la poetisa Ernestina de Champourcin, también ella relativamente preterida) era hombre culto, muy buen lector caudaloso, y escribía crítica (en ocasiones cáustica) con el pseudónimo de "Gerardo Rivera", lo que le ganó la oblicua y discutida notoriedad de los críticos, al punto de publicar en 1934 ya -volvería a salir ampliado en México- un tomo titulado Crónicas de Gerardo Rivera de donde proceden algunos de los más antiguos artículos de esta nueva y amplia selección, donde la prolog uista intenta hacer justicia, en este caso al talento crítico y a la buena escritura de Juan José, aunque titule su prólogo "Epitafio de Domenchina".
La muestra nos ofrece a ese hombre culto y abierto lector, interesado por la poesía última (donde debía estar la suya) con artículos sobre Guillén, León Felipe, Salinas o los ya mencionados Alberti y Lorca, pero sin olvidar lo clásico inmediato (Azorín, Gabriel Miró, Alfonso Reyes, Ortega. Baroja o Salvador Rueda) ni desde luego la literatura extranjera más nueva o más de moda, es decir, Proust, Joyce o Eliot, pero también Zweig, Emil Ludwig o el más veterano Kipling. En general, la crítica de Domenchina está siempre bien escrita y tiende a la agudeza, sin parar en barras en lo que le gusta y en lo que no. Que fue perspicaz lo dice el artículo que dedicó a Miguel Hernández ("Anunciación y elogio de un poeta") en 1935. Con Jorge Guillén, antes, en 1933, es casi adulador: "Pero lo esencial de Guillén […] tiene sazón de gloria. Entre los poetas de la mocedad española, Guillén, maestro sin posibles discípulos, ostenta la jerarquía máxima de Poeta". Cabría apostillar, tan solo, que Guillén para esas calendas del 33 ya no era tan "mozo". Escribe también sobre la crítica y los libros, como en el breve y curioso artículo "Crisis crítica: escasez y superproducción" de 1935, donde apunta algo que todavía da que hablar: "Con referencia al libro -a la esencia y no a la industria del libro-, escasez y superproducción no son términos incompatibles. [...] Con mengua del escritor, exigente y parsimonioso, cunde el actuoso menguado". La antología es sabrosa y deja entrever las sombras y luces de Domenchina. No un genio, pero ha sido injustamente ladeado.