Image: Radiografía de los miedos en Cuba

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Ensayo

Radiografía de los miedos en Cuba

Guillermo Fariñas

17 septiembre, 2010 02:00

Guillerno Fariñas. Foto: Alejandro Ernesto

Fund. Hispano Cubana, 2010. 170 págs. 12 euros


Hay libros y hay joyas. Este, del disidente cubano Guillermo Fariñas, a quien millones de españoles hemos adoptado como un modelo en la defensa de la libertad contra la dictadura castrista, pertenece a la segunda categoría. Si de mi voto depen- diera, Fariñas obtendría este año el mismo premio de El Mundo que, en su primera edición, concedimos a otro gran cubano, el poeta Raúl Rivero. Esta obra, editada con mimo por la Fundación Hispano Cubana, reúne tres escritos.

Nacido el 3 de enero de 1962 en Santa Clara, formado en el Ejército, bregado en Angola y Rusia, y reconvertido -tras contaminarse de un gas paralizante cerca de Moscú- en psicólogo, periodista y luchador por la democracia, en las primeras cien páginas Fariñas nos presenta, en forma de arquetipos, las raíces del miedo que el totalitarismo castrista ha contagiado a casi todos los cubanos para mantenerse en el poder durante medio siglo. No se libran ni los hermanos Castro y, quizás por ello, Fidel haya tenido la osadía de reconocer a la revista The Atlantic, antes de morir, que "el modelo cubano ya no sirve ni para Cuba". "Fidel teme que su hermano menor logre ventajas materiales para los ciudadanos cubanos que él nunca fue capaz de concederles", explica Fariñas. Con su última confesión, se pondría al frente de las reformas y las legitimaría.

La galería de Fariñas se abre con los "necesarios dementes" que, como el autor, por salirse del círculo de la obediencia ciega, se convierten en "espías, terroristas, asesinos, antisociales o mafiosos" y, por ello, "son públicamente odiados, repudiados, excluidos, golpeados y hasta torturados". Les siguen los "cobardes peligrosos", los represores o torturadores de las fuerzas de seguridad que, a cambio de prebendas, viven aterrorizados ante la posibilidad de un cambio democrático y de ser defenestrados, en cualquier momento, por el poder absoluto del Gran Hermano.

En la tercera vitrina de la galería vemos a los "amigos murciélagos", que, por temor a ser señalados por los informantes, sólo saludan a los disidentes de noche. Los militares en activo que no se han manchado de sangre son "el grupo al que más temen (...) el dictador vitalicio y su inamovible hermano menor". Desprecian a los represores, se sienten orgullosos de su demostrada valentía en los campos de batalla, pero "sus egos internos sobreviven con un terror que los avergüenza como entes sociales, al no atreverse a romper con la podredumbre en que se ha convertido la revolución por la que un día casi dan la vida".

Desde 1980, a propósito de la ocupación de la embajada peruana y de la fuga masiva de 125.000 cubanos por el puerto de Mariel, han proliferado brigadistas y cabecillas de los llamados "actos de repudio". A cambio de privilegios y en la más absoluta impunidad, se encargan de apalear y patear a los manifestantes siguiendo órdenes de arriba. "Paradójicamente, también tienen mucho miedo (…) Eso los convierte en unos cobardes individuales transformados en valientes grupales", señala Fariñas. La fauna se completa con los "pacotilleros", dispuestos a lo que sea para acceder a permisos de viajes al extranjero; los "ex represores siquitrillados", siempre carcomidos por el miedo a la venganza de sus víctimas; los más beneficiados por el sistema, con acceso a dólares, permanentemente aterrorizados por purgas o castigos, nuevos ricos que sobreviven como "temerosos rehenes"; los "amilanados perdedores" que han perdido toda esperanza; y los "acobardados académicos y artistas" que guardan silencio por miedo a no poder continuar haciendo arte...