Diccionario de americanismos
Asociación de Academias de la Lengua Española
12 noviembre, 2010 01:00Humberto López Morales. Foto: Ical
En su vertiente lexicográfica, quizá la que tradicionalmente más han reclamado los hispanohablantes instruidos, el diccionario académico (DRAE) se ha visto siempre como un diccionario del español europeo al que se le habían ido sumando voluntariosamente voces americanas, con el rango de los regionalismos españoles. Por eso, a pesar de que más del 80% del léxico es común a ambos lados del océano, los hablantes americanos no lo consideraban suficientemente representativo del léxico americano y, ya a fines del siglo XIX, la Real Academia se planteó la necesidad de hacer, con la ayuda de las Academias americanas, un diccionario que reuniera ese léxico. Desde entonces se fueron incorporando americanismos al DRAE, especialmente en la edición de 1925, pero hubo que esperar a 1996 para conocer cuál sería la planta, el diseño definitivo, de este Diccionario de americanismos, cuyos trabajos sistemáticos arrancaron oficialmente en el año 2002 y culminan ahora, cuando se conmemora el Bicentenario de la Independencia de las Repúblicas Iberoamericanas.
El Diccionario de americanismos tiene antecedentes, algunos con voluntad de ser generales, como el Diccionario del español de América de Marcos Augusto Morínigo (con varias ediciones desde 1966) y el Nuevo diccionario de americanismos de Günter Haensch (1993); otros, rigurosos diccionarios contrastivos, como los del español de Argentina y de Cuba con el español de España de G. Haensch y R. Werner (2000); y otros de un solo país, como el Diccionario del español usual de México de Luis Fernando Lara (1996), pero ninguno reúne las características abarcadoras del que comentamos. El borrador sobre el que han trabajado las Academias se logró, con herramientas informáticas, a partir del volcado de todos los diccionarios de español americano publicados entre 1975 y 2005.
El DA no registra las palabras que comparten todos los hispanohablantes -para eso está el DRAE-, sino las exclusivamente americanas, ya sean voces autóctonas, tomadas de las lenguas amerindias; voces de origen español que conservan en América un sentido que se ha perdido aquí o voces que han adquirido allí uno nuevo; neologismos propios, etc. El DA tiene vocación de ser un diccionario actual, descriptivo, no normativo, de uso, apoyado en documentación escrita, que no solo refleje la distribución geográfica de las palabras, sino que registre también su frecuencia de uso, así como los niveles y el contexto pragmático en los que se emplean; por todo ello, resulta innovador. Para los hispanohablantes de América encontrar sus palabras cotidianas en un diccionario académico supone un reconocimiento de legitimidad lingüística. Y no solo eso: gracias al DA ese léxico podrá ser conocido por el resto de hispanohablantes. Por otra parte, el diccionario acompañará a quienes estudian hoy español como lengua vehicular en gran medida por su proyección americana, lo mismo que facilitará la comunicación en España con unos inmigrantes que hablan nuestra misma lengua con palabras que no siempre comprendemos, aunque muchas sean, como los cantes, palabras de ida y vuelta. Se han dado muchas cifras -2.400 páginas, más 70.000 entradas-para avalar la gran riqueza de un diccionario que, como ha señalado el secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española, Humberto López Morales, responsable de la coordinación de este Diccionario de Americanismos, es una obra en marcha que las Academias ya están perfeccionando para su segunda edición y que supone un gran avance en el conocimiento del español americano y, por tanto, en el de todo el español.