Image: Cómo sentimos. Sobre lo que la neurociencia puede y no puede decirnos de nuestras emociones

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Ensayo

Cómo sentimos. Sobre lo que la neurociencia puede y no puede decirnos de nuestras emociones

Giovanni Frazzetto.

12 diciembre, 2014 01:00

Traducción de M. A. Galmarini. Anagrama, 2014. 408 pp., 22'90 e. Ebook: 15'99 e.

La historia se repite: periódicamente, una disciplina salta al escenario de la celebridad científica y sus seguidores se arrogan el derecho de explicar la naturaleza humana a la luz de sus hallazgos. Ocurrió primero con la etología, después con la genética y, recientemente, con la neurociencia.

Enun ejercicio de imperialismo científico, muchos partidarios del estudio biológico del cerebro han reducido la ética, el deseo sexual o la agresividad a meros correlatos de actividades neuronales o circuitos neuroquímicos -un determinismo que la prensa contribuye a reforzar al relacionar ciertas conductas con "explosiones de adrenalina" o con "subidones de testosterona".

Poner las cosas en su sitio es un objetivo central del libro del neurocientífico italiano Giovanni Frazzetto (Sicilia, 1980). Su otro objetivo es comunicar algunos de los descubrimientos más apasionantes de su especialidad. El reclamo empleado es la curiosidad del público por saber qué dice aquella de sentimientos tales como la ira, la culpa, la alegría, el duelo, la empatía, la angustia y el amor.

En un recorrido marcadamente autobiográfico (la muerte de sus abuelos le ayuda a iluminar el fenómeno del duelo, y un flechazo vivido en Berlín le sirve para ejemplificar el mecanismo amoroso), el científico describe el avance y el estado actual del conocimiento respecto de las emociones mencionadas. A lo largo de siete capítulos detalla cómo las lesiones cerebrales han permitido identificar algunas de las zonas implicadas (por ejemplo, la amígdala del lóbulo temporal, el sustrato del miedo); y refiere los experimentos psicológicos que han dilucidado el papel insospechado de las emociones en la toma de decisiones racionales y en el juicio moral. Entre la multitud de estudios de casos comentados destacan las observaciones con ratas que revelaron cómo el desamor se transmite de progenitores a hijos, y el eficaz método de Duchenne para distinguiruna sonrisa auténticadeotra fingida únicamente por la expresión de los ojos.

Particularmente interesante resulta el apartado dedicado a los "mapas de las emociones" elaborados con escáner cerebral. Gracias a sus imágenes se ha visto que la región activada por el amor romántico y el orgasmo es la misma, y que la actividad en las zonas corticales medias -implicadas en la relación con el mundo exterior- se reduce notablemente cuando un espectáculo u obra de ficción nos atrapa. Con todo, el entusiasmo por esta técnica no le impide al científico alertar de su tendencia a dar falsos positivos refiriendo el desternillante ensayo con un salmón muerto en cuyo cerebro y médula espinal el escáner detectó actividad neural cada vez que los investigadores le "pedían" al pescado que se concentrara en una emoción específica.

Más sugestiva aún es la preocupación de Frazetto por subrayar los límites de la neurociencia. En lo concerniente a la angustia, advierte que la hipótesis del rol decisivo de la serotonina en la depresión -la premisa de numerosos psicofármacos- dista mucho de haberse confirmado.Enel capítulo dedicado al amor expresa su escepticismo sobre la búsqueda de pareja a partir de perfiles hormonales y de neurotransmisores, práctica en boga en Estados Unidos. "Un soneto, un diálogo platónico", afirma, "pueden enseñarnos más sobre la ceguera del amor que su escáner cerebral".

Enla declaración se condensa la posición del autor: la defensade las pesquisasen los sentimientos ("el amor merece ser investigado", dice) unida al reconocimiento de aspectos inabordables para la investigación. Tal admisión no le lleva a adoptar una actitud resignada sino, por el contrario, a preconizar la integraciónarmoniosade la ciencia con lo que pueden aportar el arte, la filosofía y la poesía a la comprensión y manejo de nuestra vida emocional. Por esta singular vía, Frazzetto -él mismo científico y poeta- salva la vieja brecha entre la cultura humanística y la científica.

En resumidas cuentas: un original enfoque divulgativo que gustará a los interesados en actualizar sus conocimientos en neurociencia y, de pasada, en aprender algo más sobre sí mismos