Image: El anzuelo del diablo. Sobre la empatía y el dolor de los otros

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Ensayo

El anzuelo del diablo. Sobre la empatía y el dolor de los otros

Leslie Jamison

18 septiembre, 2015 02:00

Leslie Jamison. Foto: Martha Bayne

Traducción de Rita da Costa. Anagrama. Barcelona, 2015. 349 páginas, 19'90€ Ebook: 12'99€

Con autores como el noruego Karl Ove Knausgard o la alemana Meredith Haaf se está consolidando una forma de narrar tan novedosa como capaz de agarrar al lector desde la primera página a la última. No se trata tanto de crear un mundo imaginario girando alrededor de la trama urdida por el autor sino de situar al propio escritor en el eje narrativo y desde ahí mirar el mundo. Bajo una apariencia autobiográfica se crea un universo literario capaz de introducir texturas narrativas fascinantes.

Leslie Jamison ha reunido en este volumen doce ensayos, llenos de una fuerza demoledora, cuyo hilo conductor es la empatía entendida como el deseo y la capacidad de ponerse en los pies del otro y de entender su sufrimiento. El ensayo final, "Gran teoría unificada del dolor femenino", analiza el sufrimiento de las mujeres y pone al descubierto cicatrices que antes estaban cubiertas por el barro del conformismo social. Junto a la voz de la autora el lector escucha el sufrimiento de Sylvia Plath, la enfermedad de Susan Sontag o las tragedias ancladas en los cuerpos de otras muchas mujeres.

Con todo ello Jamison ha sabido construir un relato capaz de mostrar el modo de superar el dolor que de tantos modos ha sido inherente a la condición femenina.

En la primera pieza de este mosaico Leslie Jamison relata su vida como "actriz médica". Un trabajo en el que debe hacerse pasar por enferma en entrevistas con jóvenes médicos a los que se les evalúa su capacidad para sentir empatía por sus pacientes. Hija de médicos, conoce bien el pantano de unos males que irá desvelando en el resto de sus piezas. Por otro lado ha sufrido en sus carnes un aborto, la ruptura del tabique nasal a consecuencia de un puñetazo con el que es agredida sin motivo en Nicaragua o una taquicardia supraventricular que tiene como consecuencia una operación fallida. Leslie Jamison transmite una mezcla de solidez y de inquietud que puede palparse muy bien en el ensayo en el que indaga sobre el síndrome de Morgellons: deformidades que asoman bajo la piel de una pocas y desgraciadas personas.

Un nuevo astro se incorpora al firmamento literario. Leslie Jamison nació en Washington D.C. hacia 1983 -su entrada en Wikipedia se limita a dar ese año como fecha aproximada-. Su primera novela, El armario de la ginebra, fue finalista del premio literario que convoca el mejor y más leído periódico de la costa oeste de Estados Unidos, Los Angeles Times. En 2010, una editorial de prestigio como Free Press editó dicha novela sin demasiado éxito ni de público ni de crítica.

Aunque sus textos fueron saliendo en distintas revistas y con el ensayo que da título a este volumen, El anzuelo del diablo, ganó en 2010 el Premio Graywolf Press de no ficción, lo cierto es que el empujón hacia arriba no llegó hasta la aparición en 2014 de The Empathy Exams. The New York Times situó el volumen en su lista de libros más vendidos, y de ahí al cielo.

Se podrá decir que Jamison reúne dos atributos, muy del gusto de la industria editorial: además de ser mujer, belleza y juventud. Sin embargo, lo cierto es que acredita galones. Tras estudiar en la Universidad de Harvard y en la actualidad estar inscrita en un doctorado de Literatura Inglesa en la Universidad de Yale, superó el Iowa Writers' Workshop que, como es sabido, es una escuela de escritura por la que han pasado grandes espadas de la literatura. Si a todo esto se añaden sus numerosos viajes, tendremos la estructura adecuada para la construcción de excelentes relatos. Podrá decirse también que su escritura está permeada por el narcisismo y que, como narra en estas páginas, se ha criado en una familia cosmopolita y acomodada en la que sus padres la han malcriado. Le dieron a probar en una fiesta, a los ocho años, un vino de doscientos dólares la botella. Tras saborearlo corrió a la cocina para endulzarlo con sacarina en un acto de rebeldía propio de un personaje de David Foster Wallace, autor que resuena en estas páginas. Un texto lúcido y una autora a seguir.