Image: Harry Potter y las reliquias de la muerte

Image: Harry Potter y las reliquias de la muerte

Infantil y juvenil

Harry Potter y las reliquias de la muerte

J. K. Rowling

21 febrero, 2008 01:00

Foto: Archivo.

Traduc. de Gemma Rovira Ortega. Salamandra, 2008. 640 pp, 22 e.

El paso a la vida adulta, la elaboración del duelo, el esclarecimiento de la verdad, la lucha definitiva y la aceptación de la propia mortalidad son las principales líneas argumentales y, al mismo tiempo, las imágenes que mejor ilustran Harry Potter y las Reliquias de la Muerte, última y concluyente entrega de la saga cuyo comienzo pueden leer ya mismo en www.elcultural.es. Han pasado nueve años desde que la editorial Salamandra publicó Harry Potter y la piedra filosofal, primera entrega de la heptalogía. Mientras tanto, en el mundo mágico paralelo descrito por J.K. Rowling, han transcurrido seis años desde que un infantil e inexperto Harry Potter ingresara al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Ahora, un ya consagrado, temido y calumniado héroe, que además ha alcanzado la mayoría de edad de un mago, decide en su último año de estudios hacer pellas para dedicarse a una empresa tan reiterada como urgente: vencer al líder de los mortífagos y su principal enemigo: Lord Voldemort.

Así pues, vengar el asesinato tanto de sus padres como de sus sucesivos mentores y, sobre todo, salvar a los mundos mágico y muggle del ascenso al poder de "El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado" constituyen una vez más el objetivo perseguido por Harry, por sus colegas Ron y Hermione, por los miembros de la órden del Fénix… Sólo que esta vez promete ser definitivo. Por su parte Voldemort, con más poder que nunca, empleará todas sus fuerzas para vencer al obstáculo que aún le impide gozar de la inmortalidad, dominar el mundo mágico e imponer la limpieza de sangre.

Con esta entrega, 636 páginas se suman a las 3.029 acumuladas para reiterar una vez más el fenómeno de ventas y de lectura, el ruido mediático alrededor del lanzamiento del libro, el barullo de opiniones acerca la fórmula que subyace tras este hechizo/maleficio y el mutismo con el que buena parte de la crítica y de los lectores adultos se pronuncian acerca de las cualidades literarias de estas novelas. Sin embargo, la lectura de la última entrega nos permite también hacer un balance global y alcanzar una visión de conjunto. En este sentido es importante advertir, en primer lugar, que con Las Reliquias de la Muerte no sólo se cierra un ciclo y se atan los cabos que quedaron sueltos en los volúmenes precedentes sino que, además, buena parte de las aventuras narradas, nuestro conocimiento acerca de los principales personajes e incluso la imagen que nos habíamos hecho de ellos experimentan una significativa transformación. Uno de los méritos narrativos de Rowling es su capacidad de, libro a libro, revelar información y desarrollar nuevas direcciones que no sólo resultan impredecibles sino, lo que es mucho más difícil, aportan un nuevo sentido y dimensión a los anteriores. Esta destreza nos produce la sensación de que nos hallamos ante una obra viva.

Ahora bien, la visión orgánica de la saga también nos revela otra virtud de su autora. A medida que se han sucedido los libros, no sólo Harry Potter ha crecido y el mundo habitado por él se ha complejizado sino que la propia escritura de J.K. Rowling ha evolucionado y se ha vuelto más variada y rica. Comparativamente entre la primera y la última entrega se pueden apreciar el perfeccionamiento estilístico, el progresivo ahondamiento en la vida psicológica de los protagonistas o el nivel de desarrollo alcanzado en la construcción de diálogos y en la precisión de las descripciones.

Investigadores como José Manuel López Gaseni señalan, tanto como un elemento característico de la serie como una explicación de su éxito en públicos de muy distinta experiencia lectora, el hecho de que se trata de un texto ambivalente que recoge y mantiene simultáneamente y sin obstaculizarse modalidades literarias muy diferentes entre sí, y que satisface las expectativas de variados tipos de lectores. De esta forma, habrá lectores que se centran en la identificación, en el misterio, en la parodia, en las referencias culturales literarias, en la creación de un universo mágico… Ahora bien, aunque en términos generales Rowling consigue integrar armónicamente modelos narrativos muy variados, si nos detenemos a analizar de forma aislada cada una de estas tramas, temáticas y subgéneros hallamos entre ellos un nivel muy desigual. Así, el grado de imaginación, innovación y dominio del suspense y la intriga que consigue al narrar las aventuras choca con la precariedad y mediocridad que encontramos en las historias de amor y los pasajes románticos.

La pluralidad de lecturas y aproximaciones y la evolución literaria que ha supuesto la aparición de cada título han conseguido que muchos lectores hayan crecido con la saga. Cada novela se ajusta a un esquema argumental y temporal que estructura y describe el presente de Harry, aporta nuevos conocimientos acerca del pasado y configura los derroteros hacia los cuales se dirigirá en el futuro. Así, entrega a entrega, ha ganado en espesura y, sobre todo, se ha vuelto una lectura más penetrante, pues ha abordado temáticas poco concesivas con un alto nivel de autoexigencia por parte de la escritora. Ahora bien, esta hondura que encontramos, por ejemplo, en el tratamiento de la muerte y del duelo no se corresponde con cambios sustanciales en el empleo del lenguaje y la construcción narrativa. Un lenguaje accesible y llano, la preponderancia de los diálogos y la articulación de un tramado de acciones que va in crescendo son los pilares invariables de la serie. Tal disimetría entre fondo y forma ha sido uno de los principales argumentos literarios esgrimidos en su contra. Sin querer rebatir este parecer, es justo señalar, por un lado, que parte del éxito de la saga ha sido el de optar por un lenguaje cotidiano y, por otro, que de haber ahondado en el nivel propiamente lingöístico es más que probable que tal logro hubiera ido en detrimento de la armonía conseguida y de la honestidad de la escritura.

No resulta difícil advertir cómo J.K. Rowling ha proyectado en la novela experiencias que su desbordado éxito y popularidad le han llevado a vivir (siendo la más evidente su relación con la Prensa sensacionalista). Sin embargo, también atisbamos en Harry Potter y las Reliquias de la Muerte una lúcida y sutil reflexión acerca de la finitud, la conciencia de las limitaciones individuales y la aceptación de uno mismo. Si hay un mérito que destaque en esta obra es que ella no ofrece más de lo que da, que no es autocomplaciente, que es madura y que, con sus logros y sus defectos, ante todo es honesta. Esta característica la distingue de la mayoría de los best-sellers, bien sean estos infantiles, juveniles o adultos. Este rasgo es suficiente para apreciar la enorme brecha que hay entre J.K. Rowling y la inmensa mayoría de autores que se dedican profesionalmente a la literatura juvenil. Es de agradecer por encima de todo que detrás de Harry Potter, detrás del éxito de ventas, de los fenómenos varios y de las fortunas que se han hecho a su alrededor, hay una escritora respetuosa que busca entablar una comunicación sincera con su lector. Ojalá muchos aprendieran de esta moraleja.