Novela

Carajicomedia

Juan Goytisolo

27 febrero, 2000 01:00

Seix Barral. Barcelona, 2000. 249 páginas, 2.500 pesetas

Hace mucho tiempo que Juan Goytisolo decidió romper con la tradición casticista española, primer paso de la filiación completa de sus obras con el gusto postmoderno por rehacer o parodiar textos precedentes. Su nueva novela parte de esta última afición y a ella agrega un rasgo característico suyoel rescate de autores u obras marginadas por el canon oficial. Reaparecen en ella F. Delicado o Blanco White y reactualiza Carajicomedia, una pieza transgresora incrustada en una compilación miscelánea del siglo XVI, Cancionero de obras de burlas provocantes a risa. En doble prueba de admiración y seña de identidad, revive a Fray Bugeo, falso autor de ese clásico heterodoxo y pornográfico, y se apropia del viejo título.
El diálogo intertextual entre una y otra Carajicomedia es rico. Remedando el discurso sobre el "carajo impotente" original, Goytisolo dedica un primer trozo de su obra a una especie de celebración del falo, siempre enhiesto y poderoso en la percha de esos tipos bigotudos, dionisiacos y morenazos -muy del pobre pueblo llano- que parecen constituir el arquetipo masculino ambicionado por el propio autor. Esa larga glosa inicial de los dramatis personae de la "comedia" que luego sigue tiene algo de gracia, pero resulta cansina. También resulta un poco inocente. Les ocurre a algunos autores que denuncian comportamientos sociales o, en este caso, hábitos sexuales, que la sociedad va mucho más deprisa que ellos. Hoy, ese tejemaneje de buscones de urinarios públicos que se trae Goytisolo no "epata" a nadie, ni tiene fuerza subversiva. Lo mismo que pasa con la escatología sexual de Cela, los pasajes de costumbrismo homoerótico de la Carajicomedia producen una impresión un poco penosa.
Por fortuna, y pagado este innecesario tributo, pronto discurre la novela por caminos más fecundos e interesantes. Habría aquí, puesto que así viene a pedirlo el autor, que separar la voluntad constructiva y la intencionalidad crítica. Carajicomedia responde a un proyecto literario que abarca toda la última etapa del escritor y cuyas claves están expresas en la propia novela: asumir en un diseño vasto y ambicioso distintas tradiciones literarias y asimilarlas al margen de intereses mercantiles. Este propósito lo aplica ahora al relato de un viaje por la historia de la sexualidad a la luz de la doctrina católica.
Esta empresa se convierte en un reto formal en el que se amasan datos del pasado y del presente, se suma la información y el ensayo, y todo ello se ilumina con un humor vitriólico. Un elemento básico de la fábula es el autor y la peculiar relación que establece con la materia novelesca. La materia (deliberadamente débil en argumento y personajes) bordea la autobiografía y el yo del escritor se desdobla en varios narradores, ecos encadenados y contradictorios de una voz principal que es la del propio Goytisolo. El narrador, incluso, desacredita al autor real en un sugestivo juego de espejos que, al final, busca reafirmar, dentro de la novela, el tipo de narración que viene haciendo Goytisolo, encaminada a sus "fervientes pero escasos discípulos". Estas voces forman una madeja con el hilo de las peripecias de un "pere de Trennes", un cínico miembro del Opus Dei capaz de transgredir lo más sagrado utilizando a su favor la "santa desvergöenza". En su intención más directa y obvia, Goytisolo hace una diatriba feroz del Opus a base de parodias e irreverencias. Pero no se ciñe a ese objetivo, pues la facilidad transmigratoria en el espacio y en el tiempo de Fray Bugeo le da a Carajicomedia el carácter de alegato genérico contra una de las vertientes, la religiosa y moral, de esa España tradicional en cuya demolición trabaja el autor desde hace un cuarto de siglo. En esta ocasión su mirada mordaz alcanza por momentos la eficacia destructiva del libelo.